domingo, 28 de septiembre de 2014

el secreto

A todos los que aprendemos kitesurf nos ha ocurrido no sólo una, sino muchas veces. Intentas ese truco, o movimiento, o postura, y no hay manera de que salga.
Lo has probado todo, y descubres que hay días que sale y otros no. Preguntas a tus colegas del viento, ves miles de videos en yutuf, ojeas foros temáticos, asaltas y haces echar humo al google…
Es inútil. No consigo alcanzar el secreto. Porque tal secreto existe, y de repente, un día, lo descubres.
Ya tuve un atisbo cuando me empecinaba en aprender a ir toeside, postura contraria a la habitual, consistente en navegar clavando en el agua el canto de los dedos en vez del canto de los talones. Obliga a una postura extraña, con el torso girado, y se hace difícil el manejo de la cometa por quedar la barra demasiado escorada. Es difícil al principio, y puede producir frustración su aprendizaje, tanto es así que muchos renuncian y siguen navegando con los talones durante toda la vida. Pero hacerlo toeside abre todo un mundo de nuevas maniobras y, ¡qué narices!: mola y es un reto técnico que hay que alcanzar si eres mínimamente inquieto.


Buen toeside

Para ir toeside hace falta, en primer lugar, cierta habilidad para cambiar de pies. Eso es así. Pero es más importante tener viento, y cuando digo tener, me refiero a ir con buena potencia en la cometa.
Sin potencia en condiciones, el hundimiento es irremediable.
Pronto, en cuanto uno aprende a dominar los giros sin caer al agua, comenzamos a dar pequeños saltos, buscamos las olas para usarlas de rampa, y antes de que te des cuenta estás cruzando la cometa a saco para lograr esos metros de elevación que hacen tan espectacular a este deporte.
Obviamente, como todo, hace falta un poco de ensayo y error, esperar a las condiciones adecuadas de mar, viento y abarrotamiento playero. No puedes tratar de subir cinco metros si apenas eres capaz de volver a la orilla sin derivar.
No se tarda en comprender los efectos de los meneos de cometa y sus consecuencias, y rápidamente saltas más y más y más, incluso en la dirección de tu lado malo (todos tenemos un lado malo y uno bueno), pero hay días que ves que no te elevas. Tus intentos quedan en meros amagos lamentables con extrañas posturas, y derivaciones gigantescas que obligan a esforzarte más de la cuenta para volver al sitio. Y un día, descubres dos cosas: a más velocidad, más altura; y a más viento, todo más fácil, rápido y potente.
Pasada la euforia de los primeros saltos controlados, vienen otras maniobras.
Como cometero de olas en potencia que soy, o al menos en espíritu, me gusta enfrentar una ola y girar justo delante de ella para surfearla, aunque sea tímidamente, en lo que supone un ejemplo magistral de regocijo y centaurismo náutico. La unión del empuje de la ola, el control de la potencia de la cometa, los giros cortando el agua y levantando espuma… puede convertirse en una sensación única y difícil de explicar. Y para ello hay que dominar otra técnica: el carving. Lo que hacíamos con el monopatín, o con la tabla de surf (quien lo haga o hiciera, claro), es aplicable al kitesurf, necesario diría yo. Implica la sincronización de una serie de movimientos de cadera, pies, cambio de centro de gravedad, movimientos bruscos y decididos de barra que se trasladan a cometas girando a toda velocidad generando energía que hay que dosificar… y todo ello mirando a la ola, de donde viene y hacia donde va, calculando velocidades, midiendo flotación, contrapesando el poder del kite. No lo podrás hacer sin un viento mínimo ni la potencia suficiente.


Recorte extremo, muchas cosas de las que estar atento para efectuarlo.

El viento y la potencia son tus amigos, te ayudarán en nuevos retos, pero no seamos estúpidos, hay trucos y trucos, y vientos y vientos, y condiciones diferentes de mar.

De todos modos, los días suaves son para pasear, dicen muchos. Yo creo que se puede pasear, sobre todo con cometas grandes de 15 ó más metros, pero con tablas unidireccionales tipo surf puedes sacar mucho jugo a una sesión. 

Se trata, en definitiva, también, de sacar horas de vuelo. Todo vale, todo sirve. Echar horas en el agua cuando nadie más quiere o puede, puede ser gozoso, como he explicado en muchas entradas. Como dice el Gurú del Viento, también conocido como el Hombre que Susurra a las Cometas, hay que hacerse amigo de eso que está ahí arriba, del trapo. Hay que conocerlo, hay que saber dónde está y qué hace en cada momento sin tener que mirarla.



Con las condiciones adecuadas y buena técnica, al alcance de casi cualquiera...

El secreto, claro, para pasarlo bien, es el viento suficiente, o el adecuado para tu material. Sin viento suficiente, sin la potencia mínima, no salen según qué trucos. Que quede claro y que no se me olvide nunca. Ni a vosotros.