Unos días de asueto a primeros de enero son la excusa perfecta para practicar, porque sí, el librepandorguismo.
Así nos plantamos Manolo, Julio y servidor en Isla Canela, en una mañana de miércoles que no prometía mucho, y que entre brisas marinas asuradas y coquineros que aprovechaban la bajamar, pudimos rascar una hora buena, otra regular, y la última mala.
Me di por satisfecho, y estrené el twin skim que me ha traido Melchor sin yo haber pedido nada, y que me ha causado buenas sensaciones.
Algunas instantáneas de la cita improvisada: