Desde que lo viera hace ya más de una década en El indomable Will Hunting, y en otras pelis bastante curiosas y agradables de visionar como El talento de Mr. Ripley, el señor Matt Damon siempre me agradó sobremanera.
El colmo de los colmos es la famosa trilogía dedicada a Jason Bourne, la historia truculenta y oscura y enrevesadísima de cómo un simple soldado llegó a convertirse en la punta de lanza de un proyecto ultrasecreto que mezclaba drogas y entrenamiento de última tecnología para fabricar el agente perfecto para todo, y luego, más tarde, este mismo soldado acaba con todo el tinglado al sentirse traicionado, perseguido y más solo que la una después de que asesinaran a su novia.
Damon lo bordó, sin duda, y estas pelis, El caso Bourne, La identidad de Bourne, y El ultimátum de Bourne, cosecharon un gran éxito en taquilla y arrastraron a legiones de fans del concepto.
Ahora nos llega una secuela, que en el tiempo se situa poco después de El ultimátum..., y en ella encontramos a otro caso de mega-agente. Después de los fallidos programas Threadstone y Blacbriard, se ejecuta un nuevo sistema de entrenamiento, como resultado del cual tenemos al protagonista de la cinta, un tipo de complexión fuerte, pero por lo demás bastante normal. A base de drogas y entrenamiento se convierte en un arma humana, un bicho muy eficaz si de matar y destruir se trata. Pero es diferente a Bourne porque, mientras que Damon da vida a una especie de superhombre, de estrella de cómic capaz de todo lo inimaginable, lo imprevisible, lo increíble, el protagonista de El legado es más humano, más "creíble", dentro de lo creíble que pueden ser este tipo de cosas. El papel le va al pelo, me ha gustado mucho.
Aunque el realizador del filme es distinto al de las tres entregas anteriores, pero el guionista es el mismo, y se ha hecho un esfuerzo por hacer una trama algo menos intrincada que las anteriores, demasiado cerebrales, sobre todo la segunda y tercera en las que mucha gente se perdía. Ahora hay más acción, pero no gratuita sino necesaria para la consecución de los fines. No hay pérdida posible en el entendimiento del argumento, a menos que uno tenga un C.I. de 60 ó inferior.
Un tráiler:
Sí, sí, obviamente me ha gustado, y lo mejor de todo es que ya se ha anunciado que habrá nueva secuela... ¿Podremos disfrutar en ella de una confrontación Damon vs Renner? Sería asaz interesante, aunque seguramente inviable desde el punto de vista pecuniario.
Post scriptum: inesperada actuación de Edward Norton, bastante mayor o envejecido, en un papel que no le pega ni con cola.
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