Ahora que lo pienso, quizá deberíamos haber intentado seguir adelante...
Este retrato de objetos inanimados extraídos de la vida cotidiana, también llamado "bodegón", es la única prueba de esa breve pedalada:
Al día siguiente cogí mi flamante Trek Sawyer, bici especial, sin duda, para hacer un entrenamiento recuperatorio más serio. Mi habitual y cansina ruta por el carril bici que lleva directamente hasta la playa fue aún más cansina que de costumbre, porque el viento seguía, si es que no se había incrementado. Lo bueno es que el Poniente se enfrentó a mí durante el viaje de ida. Bueno, hay gente, la mayoría, que se agobia cuando el viento les entorpece y frena, y prefieren dar la vuelta, abandonar y volver otro día con condiciones más favorables. Yo no soy ningún héroe, a los hechos me remito, jamás hice nada digno del adjetivo "heróico", pero tener el viento de cara no es nada del otro mundo, me lo tomo como una eterna cuesta arriba y punto.
Cuando llego a la playa me encuentro con un cambio de sentido a modo de minirrotonda. Allí hay unos banquitos y aprovecho para bajar de la burra y hacer unos estiramientos, beber un poco, disfrutar del aire puro, el viento, el sol, y la vista fantástica de un mar revuelto. Aproveché para sacar esta mala instantánea en ese punto del recorrido:
Un total de poco más de 29 km a una velocidad promedio de 19'6 me dejaron bastante satisfecho. Una vez más he aumentado la media, a pesar del viento, lo que ha redundado en mi mejoría palpable.
Me ha llegado una carta urgente de la Consejería de Salud citándome para jueves, día 10, en el Hospital Juan Ramón Jiménez -que no está en Moguer, como su nombre podría indicar, sino en Huelva capital-, donde me verá un médico rehabilitador encargado de valorar mi situación y recetarme la correspondiente terapia de puesta a punto.
Desde luego, les mantendré informados.
Un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.