Se cierra un ciclo cuando uno menos lo espera. Ya casi había olvidado que tenía a la americana en venta, y de repente, sin comerlo ni beberlo, en un plis-plas, en un visto y no visto, la cerda salvaje ya estaba rumbo a Murcia:
Yo le he dado muy buena vida, la he cuidado y mimado. Sólo espero que su nuevo dueño haga lo propio.
Bye bye, fiel Harley. Nos veremos en el Infierno.
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