Hace ya algunos años, mi buen amigo Jul, el hermano que nunca tuve, me hizo notar a modo de reflexión filosófica del día a día, el asunto de las coincidencias. La coincidencia no hay que confundirla con la casualidad. La coincidencia es la mera concurrencia en el espacio y en el tiempo de ciertos hechos.
Desde aquel día vengo observando con más atención este fenómeno, y veo que se repite en mi vida, como se repite, sin duda, en todas vuestras vidas, sólo que algunos estamos más atentos a ello, lo que me ha permitido sacar diversas conclusiones vitales y, sobre todo, tomar algunas decisiones que a la postre han resultado beneficiosas en uno u otro modo para mí.
Pero hoy estoy un poco asustado.
Hoy es uno de esos días en que me he levantado dando vueltas a las cosas, mareando las ideas en mi lenta mente, pero a menudo con ciertas chispas de lucidez. Hechos pasados, de muy lejos, y otros más cercanos, de ayer por la noche, me hacen pensar cosas que puede que sólo existan en mi cabeza… o no. Y como todos los días en la oficina, hasta las nueve o nueve y media, escucho música en mi iPod, hoy tocaba Moby, y su trabajo “Wait for me”. Es un álbum muy personal, de corte sentimental, tranquilo, con temas instrumentales incluso. Y escuchar la canción “Mistake” me ha recordado, inevitablemente, volver a pensar en ello, en ella, en mí, en nosotros.
Más tarde, mientras desayunaba, totalmente ajeno a esta melancolía, leyendo una revista, distraído, relajado, me ha llamado por teléfono, y en el curso de la brevísima e interesada conversación ha vuelto a sonar “Mistake” en mis auriculares. Ha sido increíble, la verdad. No sé el significado de esto, si es que realmente lo tiene. Pero estaré atento no obstante.
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