Ya sabrán ustedes, mis escasos pero fieles lectores, que en mi establo, entre otras frikadas, se encuentra una bicicleta sin velocidades, una singlespeed. Los motivos, las sensaciones al montarla, las diferentes evoluciones hasta el día de hoy, todo ello ha sido ya ampliamente expuesto con anterioridad en este bloc.
Hace ya un tiempo quise dar una vuelta de tuerca, retorcer el concepto, para facilitarme la ida y venida hasta los pinares que frecuento. Hacerlo con un sólo desarrollo pensado para andar por el campo, es decir, demasiado corto para llanear por el carril bici y cruzar el puente sobre el Odiel (entre ida y vuelta pueden sumar unos once km), y se me hace eterno e incómodo. La idea es no tener que coger el coche para llegar al campo, sino salir desde mi casa, más limpio, más sano, más feliz.
Hay que hacer algo con el desarrollo. Siempre he llevado plato de 32 dientes y piñón de 16 dientes con ruedas de 26 pulgadas. Es un compromiso, siempre lo es cuando se trata de singlespeed. A menudo pienso que un diente más en el piñón me ayudaría a disfrutar más sin sufrir tanto, pero nunca di el paso por el recurrente problema de los enlaces fuera del campo.
Hace meses, quizá un año o dos (trasteo tanto con todas mis bicis que pierdo la noción del tiempo), instalé otro piñón más, uno de 13 dientes, y pensé que ayudado por el tensor, podría resultar: simplemente cambiando manualmente antes y después de hacer el recorrido liso, a mi conveniencia y discreción, podía adaptar la bici a un desarrollo más adecuado a las circunstancias.
El tensor (bueno, uno como el mío, para que comprendan la cosa):
Los dos piñones montados:
Hay dos formas de solventar este problema, según mis últimas investigaciones, y ambas dan como consecuencia lo que en el argot frikiciclista se ha dado en denominar dinglespeed:
1) Usar como tensor un desviador normal, preferentemente uno de carretera, que son más ligeros y tienen la pata más corta.
2) Usar otro plato delante, además del que ya tiene, con más dientes, de modo que quede la cadena siempre con la misma tensión. Es decir, podría elegir entre 32-16 y 34-14, y así tendría una marcha corta y otra larga.
En ambos casos habría que desmontar de la bici y realizar el cambio manualmente, bien manipulando el desviador, bien manipulando la cadena.
Consideraciones estéticas y filosóficas aparte, en la vida hay que buscar la practicidad a veces, y este es uno de esos casos en que la función hace la forma. No quiero tener una bici de exposición pero abandonada cogiendo polvo. Prefiero algo usable, renunciado a parte de la pureza que se supone a la idea de limpieza estética, de minimalismo, de extrema sencillez.
Ya claudiqué con otras cuestiones, como la potencia de titanio que sustituí por una vulgar de aluminio pero más corta (que propiciaba mejor ergonomía), o la horquilla de suspensión... al final voy a inventar la bici de mtb moderna, manda huevos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.