Un martes cualquiera, con la suerte de un cielo nublado que aplaca la calor, propicia el paseo a pie por senderos que unen las localidades mencionadas en el título. No merece la pena extenderme en la review de la experiencia, toda vez que el camino se encuentra bien señalizado, y aparte un par de buenas cuestas, es medianamente asequible para seres humanos con una mínima forma física y buen estado de salud.
En cierto punto se puede tomar alguna interesante instantánea, como la que refleja al limitador de velocidad medio agotado, con Alájar de fondo, y más atrás y arriba la Peña de Arias Montano, lugares emblemáticos de la Sierra de Huelva:
Por lo demás, disfrutamos de las típicas vistas y paisajes serranos, con encinas, castaños, muros de piedra viejísimos, pueblos bonitos, y algún asentamiento de hippys malencarados muy molestos con las presencia de paseantes, cuyo profundo sentimiento de propiedad hace dudar mucho de sus trasnochadas ideologías alternativas (los encontramos en la aldea Los Madroñeros, muy maleducados una joven madre y pequeño hijo).
Agonía de una senderista:
Para rematar la faena, tomamos fuerzas en Arrieros, sito en Linares de la Sierra, quizá el mejor restaurante de la provincia, donde la conjunción del entorno único, materias primas y buen hacer del chef, nos proporciona una experiencia casi orgásmica a los que somos de buen yantar.
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