Cimas de Huelva, no son muchas, ni tampoco puertos de categoría, pero aunque modestas, algunas subidas pueden ser como auténticos y épicos episodios personales de nuestro particular Giro, Tour o Vuelta.
La superación de nuevos retos, la mejora personal, la necesidad de concentración, fuerza mental, aguante de la agonía física, son aspectos comunes al noble deporte del ciclismo cuando las tiradas largas se van incrementando, los desniveles subiendo, los metros acumulados escalan sin parar.
Quien no monta ni montó en bici no puede imaginar de qué estoy escribiendo. Todos los demás son parte de este desconocido mundo, tanto como a menudo incomprendido. ¿Qué más da? Sigamos mejorando, aprendiendo con cada salida, vivienda y siendo felices!!!
Casi coincidiendo con el final del Tour de Francia de este 2021, he acabado de leer este estupendo librito:
En él, Ander Izaguirre nos cuenta numerosísimas anécdotas de la famosa cuenta francesa, desde sus inicios hace más de un siglo, hasta casi nuestros días, haciendo un repaso a la evolución técnica, filosófica, la importancia de los medios, sus principales figuras, gestas épicas, y por supuesto el espinoso asunto del dopaje generalizado que casi acaba con este deporte en su formato profesional...
Muy entretenido y buen escrito, documentado con multitud de datos, fechas, lugares y variopintos personajes, no solo se nota la formación del autor, sino que adora la bicicleta.
Un must para todo aficionado al ciclismo y la cultura.
Ahora lo llaman gravel. Las marcas lo han redescubierto, los encargados del marketing lo han renombrado, y los fabricantes quieren que todos tengamos una. Pero el concepto no es nuevo, no. Es tan viejo como la primera mtb, y nunca debemos olvidar que las bicis de carretera (y una mtb no es más que una bici adaptada para uso campestre) llevan más de un siglo con nosotros.
A la mayoría de los aficionados de mi quinta nos suena el nombre de John Tomac, popular por sus grandes y numerosos éxitos en varias disciplinas... y también por usar manillares de carretera en sus bicis de montaña.
Es curioso, a la par que asombroso, el tipo de impacto que un simple momento en la historia de la competición puede tener en los bancos de memoria de tanta gente. Tomemos por ejemplo la derrota de Laurent Fignon a manos de Greg LeMond por una exigua ventaja de sólo ocho segundos en el Tour de Francia de 1989. O la famosa caída en el Tour de 2003 de Lance Armstrong e Iban Mayo después de que el manillar del tejano se enganchara en la bolsa de plástico de un espectador mientras ambos batallaban con Jan Ulrich... y posteriormente Lance remontaba (se le salió el pie derecho de la cala del pedal en su furiosa escalada y todo), y fue capaz de ganar la etapa. Esos son momentos para nunca olvidar!!!
Del mismo modo, con cada nueva bicicleta gravel que se muestra rodando con ruedas gordas, una y otra vez hemos oído muchas historias citando un evento singular: la ocasión en que John Tomac participó en el Campeonato del Mundo de Mountain Bike UCI de 1990 a bordo de una Yeti C-26 con manillar de carretera, como origen para las modernas bicis gravel. Como si hubiera sido el único...
En la cuestión de montar un set-up de ruedas gordas/manillar bajo, Tomac estuvo bastante lejos de ser original. No obstante, era John Tomac, que independientemente de su incursión en el mundo de las ruedas fincas (compitió en ciclismo de ruta), en aquel verano de 1990 estaba bien establecido como uno de los más excitantes y "marketinianos" ciclistas pro del mundillo mtb.
Después de ese breve período con el famoso equipo de ruta 7-Eleven, en la primavera de 1990 los Tomac tomaron la decisión de volver a los neumáticos gordos. Sin ofertas sólidas de mitad de temporada de ninguna de las grandes marcas en su camino, Tomac hizo un trato de apretón de manos con el fundador de Yeti, John Parker, que en lugar de dinero, sólo especificaba que un camión y un mecánico estarían allí para apoyarlo en las carreras. Así nació el primer uso en el deporte de un camión con caja en las carreras, que se convirtió en un elemento básico de rigor al año siguiente.
Para cuando la Serie Nacional NORBA llegó a la ronda de mediados de verano en Park City, Utah, Tomac montaba sobre una Yeti FRO de acero hecha a medida que imitaba la posición de su bicicleta de carretera. El hombre que hizo ese cuadro fue Chris Herting, ahora de 3D Racing, y como él recuerda, “todo en esa bicicleta fue perforado o cortado para ahorrar peso. Y cuando nos pidió que usáramos manillar de carretera, ¡pensamos que estaba loco!". Continúa: “cuando llegó el momento de construir la famosa C-26 con tubos de carbono, utilicé una geometría muy plana, que no se parecía a nada que usamos para las bicicletas de montaña de producción. El tubo superior era más largo y no se inclinaba. Honestamente, no sé cómo manejó esa cosa en la tierra tan bien como lo hizo ".
Casi al mismo tiempo, el fabricante de bicicletas de NorCal, Charlie Cunningham, comenzó a usar manillares de carretera (en adelante "drop-off bars") en sus innovadoras bicicletas de carreras de aluminio. A finales de los 80 y principios de los 90, su esposa, Jacquie Phelan, era la ciclista de montaña más célebre que usaba drop-off bars. Sin embargo, a diferencia de Tomac que atacó sin miedo cada sección de tierra con esos manillares, Phelan fue famosa por su cautela y, en todo caso, se convirtió en un ejemplo de advertencia de por qué tales drop-off bars eran una mala elección.
Pero todo lo que se ha dicho hasta ahora habla de una variedad de bicicletas que usaban ruedas de 26 pulgadas. Aparte de los pecadillos personales de un puñado de corredores que optaron por la versión de bicicleta de montaña de una combinación de ruedas gordas/drop-off bar, en cuanto a bicicletas de producción de 700c, hay muchas razones para señalar con el dedo a Bianchi por ser un pionero, ya que ya en 1986 sus catálogos presentaban bicicletas rodando sobre aros de 700c con neumáticos de 38 mm.
Como recuerda el director de producto pionero de Bianchi, Sky Yaeger, “en 1986 teníamos el modelo Volpe que promocionaba tanto una línea de bicicletas de carretera como de montaña que se anunciaba como una 'máquina verdaderamente competitiva. Estas no eran bicicletas de ciclocross, y en 1990 teníamos cinco versiones de bicicletas 700c que tenían neumáticos de gran tamaño. Odiamos el nombre "híbrido", así que las llamamos bicicletas "todoterreno". En 1993 presentamos la Project 7, que era una bicicleta con drop-off bar y neumáticos de 45 mm, con una horquilla de suspensión Rock Shox Mag 21".
Ciertamente, Yaeger desempeñó un papel temprano en la creación de una versión verdaderamente profética de la bicicleta gravel moderna, pero también señala los esfuerzos de los constructores de cuadros Wes Williams y Bruce Gordon, quienes también fueron los primeros adaptadores de la primitiva bicicleta de doble propósito. Además de su cuadro Rock ’n’ Road, Gordon también se hizo famoso por desarrollar su neumático de 43 mm del mismo nombre.
Mientras nos sentamos aquí hoy mirando el paisaje cada vez más concurrido lleno de una variedad cada vez mayor de bicicletas gravel, nos corresponde tomarnos un momento y quitarnos el sombrero ante todo lo que vino antes y que se parezca en concepto o realidad a las bicicletas que disfrutamos hoy.