El mínimo reposo tras el almuerzo, un café y al lío. Y cuando se van empalmando senderos uno tras otro tras otro tras otro, descubriendo, riendo, asombrándome, maravillándome, el sol va bajando como espada de Damocles o como el filo de aquella fenomenal cuchilla del cuento de Edgar Allan Poe...
Correr, pedalear, reservarse un poco porque no sabes a donde lleva el nuevo caminito, cómo será la vuelta, a cuánto estoy del coche?
Bah, y sin luces, y aún uno puede tener una avería o una caída, vaya usted a saber.
Pero qué forma de disfruta, oigan!
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