Confié en que alguno de los anteriores dueños hubiera dado el cariño que se merecía esta increíble máquina. Craso error.
Aunque cuando llegó a mis manos le cambié correas, bujías, fluidos, y limpié filtros de aire, dado el kilometraje acumulado decidí no mirar el juego de las válvulas. Craso error.
Y es curioso, porque la moto va de fábula: arranca muy bien tanto en frío como en caliente, aguanta el ralentí con estabilidad, tiene buen tacto de acelerador, y anda en la carretera estupendamente. Es cierto que tampoco es que yo vaya con el cuchillo entre los dientes, y rara vez la subo de seis o siete mil rpm, cuanto su techo son 11.000 rpm. Realmente no hace falta más en la calle.
De modo que procedo a desnudarla, llegando a tenerla de esta impúdica manera:
Empezaremos por el cilindro vertical, que es el que tiene mejor acceso. No sólo mejor, sino también más cómodo. El uso de las galgas para medir los minúsculos huecos entre los árboles de levas y los balancines es casi como un arte, pues hay que interpretar un poco. Hablamos de diferencias de centésimas de milímetros y tampoco hay que ser tan tiquismiquis.
Una vez hemos apuntado todas las holguras ordenadamente (aquí cada uno tiene su método, yo aún estoy buscando el mío...), se desmontan los árboles de levas y se sacan las pastillas de reglaje, que en el caso de las Ducati llevan el doble que los demás motores del Universo: una para abrir la válvula, y otra más para cerrar (en vez de un muelle, que es lo normal). Les ahorraré los detalles del sistema desmodrómico de distribución, puede parecer algo muy técnico. Sólo les diré que es algo que vienen usando desde los años sesenta en la fábrica de Borgo Panigale, y se le achacan adjetivos como "mágico", "vudú", "secreto", etcétera.
Pero no hay misterios insondables en el mundo de la mecánica de motos.
Se miden las pastillas de reglaje, se echan unas cuentas, y se sacan las medidas de las nuevas pastillas que hay que adquirir. Yo las encargo on-line, ya que el concesionario más cercano se encuentra a 110 km, y me sale más caro y farragoso ir a por ellas allí que hacerlo por la interné. Bendita globalización...
No puedo meter mano al otro cilindro, el horizontal, hasta que no monte de nuevo el vertical. Podrían remontar con las piezas antiguas, pero eso supondría hacer todo el trabajo dos veces y no estoy dispuesto. No tengo prisa. Cuando tenga las nuevas pastillas calibradas y monte el vertical, comenzaré con el otro.
Por cierto, el horizontal, además de estar casi a nivel del suelo y obligarme a arrodillarme o directamente acostarme en el garaje, me va a obligar a desmontar el radiador, algo que odio porque suele liarse parda con el líquido refrigerante guarreándolo todo. Qué asco! En fin, trataremos de andar con cuidado y paciencia.
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