Oda XI del libro Primero.
Tu ne quaeseris, scire nefas, quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris numeros. Ut melius, quidquid erit, pati!
Seu plures hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum, sapias, vina liques et spatio brevi
spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
Horacio (siglo I a. C.)
No indagues, Leuconoe, no es lícito saberlo,
qué plazo a ti y a mí nos habrán dado los dioses,
ni consultes los números de Babilonia.
¡Cuánto mejor es aceptar cualquier cosa que suceda!
Sean muchos los inviernos que Júpiter te ha concedido,
sea éste el último, que al mar Tirreno debilita ahora
en los opuestos escollos, sé sabia, filtra el vino
y no tengas esperanza larga en el breve espacio
de la vida. Mientras hablamos, habrá huido envidioso
el tiempo: goza este día, nada fiable es el mañana.
La traducción es buena, aunque he leído versiones algo diferentes. Pero lo importante es captar el mensaje, ya que la belleza del original es imposible para el que no domina la lengua latina clásica.
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