No es la primera vez que hablo aquí de H. P. Lovecraft. He vuelto a leer otro libro suyo, más bien un cuento, pues por su extensión no cabría llamarlo de otro modo.
Su longitud es más que suficiente, y me atrevería a criticar que sobra, teniendo en cuenta lo que cuenta, que no es mucho, sino una vez más lo mismo de siempre.
Y es que Lovecraft me cansa, siempre con lo mismo, vuelve al monotema una y otra y otra vez, y supongo que este relato ya me ha dado la puntilla para no volver a coger un libro firmado por él nunca más.
Publicado en 1936, justo un año antes de su fallecimiento, esta obra es un vivo y claro ejemplo de lo que caracteriza el estilo del autor, el denominado "horror cósmico", término creado para él, y la descripción exhaustiva, repetitiva y cansina de los mismo escenarios horribles y de pesadilla.
La realidad y la locura, el sueño y la vigilia, lo posible y lo imposible, se mezclan sin fin en una trama inexistente, que se limita a contar lo que el protagonista cree que le pasa, le ha pasado e incluso le pasará, basado en la creencia de que su cuerpo ha sido poseído por un ente, y que él mismo ha poseído el de tal criatura pudiendo así acceder a su mundo, su tiempo (que no es el nuestro), sus conocimientos.
Recuerda inevitablemente a otros trabajos suyos, como el que ya comenté aquí, "En las montañas de la locura", aunque aquí introduce una variable nueva, y es la posibilidad del viaje en el tiempo por parte de las criaturas, a las que llama "la Gran Raza".
La sensación de desasosiego con su lectura, causada sobre muchas personas, es lo común a toda su literatura, y lo que le lanzó a la fama como escritor de fantasía y una incipiente ciencia ficción, aunque no creo que deba llamarse así a este libro. No.
Lovecraft tiene su sentido en una época y un lugar en el que destacó indudablemente, los hechos son los que son. Hoy no causa misterio, ni asombro, y son pocos los que le recuerdan con placer o cariño. Yo no seré uno de ellos.
En resumen, En la noche de los tiempos se puede leer, pero tampoco pasa nada si no lo hacen, sobre todo si ya lo han hecho con alguna otra obra de Howard Philip.
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