Y paró de llover.
Me puse en contacto con Perico.
Le pillé poniéndose las botas... y yo en pijama aún.
El tiempo justo de vestirme de romano.
Ruta de exploración para unir tracks, que suele conllevar ir y venir, topar con cercas, cancelas, puertas cerradas con candado, caminos que llevan a ninguna parte.
Media vuelta y retroceder hasta la anterior bifurcación o cruce. Lo normal.
Montar y desmontar. Estudiar sobre el terreno, adivinar líneas, estrujar los gepeeses.
Uno se acostumbra a todo. Otra forma de montar en moto por el campo.
Bella naturaleza.
Parecía más de lo que fue:
Al final lo logramos parcialmente, nos queda mucho por recorrer. La cosa acabó haciendo trail extremo, hard trail, endutrail, enblando... llámalo X, llámalo Y.
Felices, y sudorosos, cuando se es capaz no sólo de afrontar, sino de superar los retos. Si Perico llega a ir solo, se da la vuelta. Si yo llego a ir solo, ídem.
Pero íbamos los dos, y el resultado de la suma suele ser superior a la teórica medida del doble de la unidad, es decir: (1 + 1) >2. Las matemáticas fallan en este caso. Y eso mola.
Tela.
Y brotaron flores. Y lo vi. Y plasmado quedó. |
Siempre me asombra lo limpitas que se ven las motos en las fotos. Será cosa de la resolución nimia de los celulares, no soy un experto.
Por supuesto, las 690R, de categoría, como es costumbre. Fetén. Olé.
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