Con este cuento corto, sigo introduciéndome en el apartado de libros dedicados a viajes en el tiempo. Escrito por Heinlein, como el que reseñé la última vez, fue publicado en la revista de ciencia ficción "Astounding" ("Acojonante", jijiiji) en varias entregas, bajo un seudónimo, cosa habitual en aquellos tiempos.
Se nota que es de una época primigenia en la producción de Robert A., pues carece de la profundidad y elaboración, así como del desarrollado sentido del humor y la ironía que encontramos en obras posteriores, todas ellas de muy recomendable lectura aunque uno no fuera aficionado a la ficción científica futura.
En Por sus propios medios, un joven llamado Bob Wilson se ve envuelto en una serie de viajes en el tiempo, desde su presente hasta un momento allá por treinta mil años más adelante en el futuro. Va y viene, aparentemente empujado por las circunstancias, sin que él pueda hacer nada por evitarlo, aunque se descubre poco a poco que todo tiene un porqué. No quiero ni puedo desvelar más detalles sin fastidiarles la experiencia, pero como casi todas las historias en las que hay idas y venidas por la línea temporal, en ésta encuentro el mismo fallo de concepto que en la aclamadísima y entretenida película Interstellar: El protagonista tiene que hacer un primer viaje del presente al futuro (a), o del futuro al presente (b), para que todo cuadre, y ese primer viaje no ha tenido lugar, pues según la trama imposible: en el caso (a), no tiene la tecnología, los medios, y además es sorprendido por un viajero que viene del futuro, por lo que su papel inicial es el de, llamémoslo así, un "viajero del tiempo pasivo"; en lo que respecta a la situación (b), supongamos que en esa época futura existe una tecnología que permita volver al pasado (que es mucho suponer)... pero obviamente el protagonista entonces tendría 30.000 años de edad, y haría milenios que habría fallecido.
El ciclo no se puede abrir. El autor nos engaña con una historia en la que se producen una serie de bucles, idas y venidas, con sus paradojas y tal, que más o menos resuelve, pero deja en blanco el apartado del primer viaje, de cómo llegó Wilson al futuro por primera vez, o cualquier otra explicación que se pueda inventar.
Asimismo, en Interstellar, el protagonista encarnada por McCougnagew, o como se escriba, mediante un código morse emitido desde algún lugar fuera del espacio y del tiempo, hallándose en el agujero negro de Gargantúa, comunica a su hija la posición de la secreta base en la que se estaba preparando la huida de la Tierra y al tiempo se investigaba, supuestamente, sobre la teoría física que les permitiría arreglarlo todo. Pero joder, para hacer eso primero debía haberse embarcado en el dichoso viaje, y desde el futuro enviar el mensaje... pero ¿cómo iba a meterse en la empresa si no conocía los datos de ubicación de la base ni la existencia de todo el entramado? Parece que nadie cae en ese detalle, que es el fallo habitual y común de todas las historias de viajes en el tiempo, salvo honrosas excepciones. O yo soy muy listo. O yo soy muy tonto y no he captado algo.
Posible explicación de la paradoja de Interstellar: puedo suponer que el protagonista, sin recibir mensaje futuro alguno, por sus medios, en el presente, descubra la existencia de la base secreta y el programa de salvación de los habitantes de la Tierra, de forma casual, más adelante. Haga el viaje dichoso, y cuando se de cuenta del tiempo que pierde y de que se pierde la vida de sus hijos, trata de comunicarse, llegando a un momento anterior a su descubrimiento casual, para dos cosas: que le convenzan de que no haga el viaje, y trasladar la fórmula física matemática que no eran capaces de lograr y que a la postre era la clave para salvar a la Humanidad. Es plausible, quiero creer que fue así, pero... no se explica ni se dice ni se comenta nada por nadie. ¿Por qué?
Joder, soy un maldito visionario friki. Peor me he ido de la trama de esta entrada. Es porque se trata de un tema que me gusta, me apasiona.
En definitiva, y volviendo a "By his bootstraps", decir para rematar que se lee rápido y fácil. Pasé un buen rato, pero bueno, en fin, puede prescindirse en un momento dado de dicha lectura. Hay poco tiempo y muchas cosas que leer que seguramente merecen más la pena.
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