Expectativa, oh, sí.
Salgo con el coche lleno de aparejo, conduzco hacia la playa mirando al cielo de reojo. Hay nubes que se mueven muy rápido, unas grises, otras más oscuras, algún claro en lontananza. Ahora no llueve, pero puede descargar en cualquier momento.
Todo es nervio y prisa, como si el viento fuera a desaparecer o yo a dejar de disfrutar por navegar un par de minutos menos.
Un coche guiado por un señor anciano me lleva más despacio de lo que yo quisiera... paciencia, calma, el mar no se va a ir.
Por fin llego al spot elegido, bajo a la arena a paso ligero a valorar las condiciones. Ummmmm, la cosa está buena: viento constante, dirección idónea, poca gente, marea en su punto dulce. Maravilloso.
Montar la cometa de 8 metros se hace en un suspiro, y ahora viene el proceso de enfundarse el neopreno, recoger todo bien, ver qué hago con la llave del coche...
Es un privilegio y una rareza navegar en nuestra playa con un kite pequeño. La FX de 8m es poco potente, tira como una 7 normal, y eso con un twint tip significa muuuuucho viento.... o que yo he mejorado mucho mis habilidades (como dice el maestro, le voy pesando menos al kite). Será que hace mucho viento, entre 25 y 30 nudos.
Veo la zona de mar abierto, al fondo, muy embravecida. Me quedo por los bajos, jugando a saltar y a dar alguna voltereta. Con mucho cuidado, porque las cometas pequeñas son rápidas y hay que acostumbrarse.
Voy a probar mar adentro, enormes olas, más de dos metros, y algunas series de tres metros. Las espumas las salto sin problema (menos mal que no vine strapless hoy), y al fondo la cosa es muy seria. Me da un poco de yuyu porque donde estoy ahora no hay nadie más. Veo algún windsurfer a mi altura, los máquinas que tiran forward loops... me pego una surfeada gloriosa que me lleva hasta el chiringuito Fashion, eso es muy lejos derivando, pero es que uno empieza a surfear (y las olas son tan grandes que lo puedo hacer con el twintip sin ningún problema, dejando que la cometa haga drift de manera natural) y sigue, sigue, sigue...
Un par de buenas ceñidas para volver al sitio, otra buena sesión de saltos, algunos bastante altos. Me encuentro gritando de euforia. Adrenalina, emoción, alegría.
Después de casi cinco años, sigo emocionándome. Esto es fantástico. Sigo progresando, aprendiendo, luchando y viendo recompensa al esfuerzo, a la dedicación. Pero no pienso en esos conceptos remuneratorios, sino en el disfrute, en la vida que da. Como dice el maestro Luiky: PURA VIDA.
Cuidado ahí, una gran nube negra que tenemos casi encima. Enfilo hacia la orilla, ya está bien, más de dos horas sin parar son suficientes después de tantas semanas sin navegar.
Un día para enmarcar.
Gracias, océano.
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