martes, 7 de marzo de 2017

Jólins

Bendito walapó.
El que busca, encuentra. La ocasión la pintan calva. El tren pasa sólo una vez. Etcétera y tal. Aplíquense todos los tópicos que vienen al caso, y de repente apareció una de las mejores chuches que todo fanático de lo exquisito quiere para su macchina. 
Y no es que el amortiguador Showa sea malo del todo (que no lo es, funciona dignamente) pero tiene sus carencias cuando uno adquiere cierto paladar. Es mejor que lo que monta cualquier moto japonesa de la época, pero cuando se cruza un bomboncito, hay que aprovechar para aquilatar y poco a poco convertir lo bueno en lo mejor, y después en lo superior.

Aquí tenemos a la rubia en el potro de tortura, apoyada sobre dos borriquetas que la sujetan a través de una vara que atraviesa por dentro del eje hueco del basculante, para poder dejar el basculante sin apoyo alguno. No es estrictamente necesario desmontar la rueda, pero lo hicimos por consejo del jefe del Monkey Road Workshop: hay que quitar todo lo que pueda molestar, y mejor así para mover el basculante.
Se retira la estribera izquierda para acceder al hueco donde va alojado el tornillo que sujeta tanto el tirante de reacción del sistema de progresividad como al propio amortiguador. Tanto este tornillo como el que coge al amortiguador por arriba son de fácil acceso y salen sin problemas, todo muy accesible y limpio, producto de un diseño que, no me cansaré de decirlo, es espectacular y queda bien explicado en el libro de Alan Cathcart sobre la historia de la idea y fabricación de esta moto, desde el punto de vista de su diseñador, Pierre Terblance (que por supuesto atesoro como oro en paño desde el año 2004):


En la siguiente instantánea, nos deleitamos con la imagen de la pinza Brembo en primer plano, flotante, el monolítico basculante heredado de las 999R que ganará varias veces el Campeonato del Mundo de Superbikes, el conjunto tirante-amortiguador ligeramente desplazado a la izquierda, y los colectores de 54 mm de diámetro Termiñoni:



Todo pensado para desmontar y montar fácil y rápido.
El Showa sale sin quejarse, y aprovecho la ocasión para inmortalizar el momento junto a su sustituto de origen sueco. Parecen la misma cosa, pero no lo son:



Una vista del conjunto oscilante trasero desprovisto de elemento amortiguante:



La operación prosigue y casi finaliza en pocos minutos, así de fácil es y ha sido. Sólo a falta de meter el par de apriete con la dinamométrica, a 42 nm ambos tornillos, y después la tuerca del basculante cuando bajemos la moto y saquemos la varilla que hemos usado para apoyar en las borriquetas (a 72 nm), sin olvidarnos de dar el correspondiente apretón a 180 nm para el eje de la rueda trasera.



Tornillo inferior:



El de arriba:



¡Trabajo finalizado!



Sólo queda probar en carretera, cosa que estoy deseando, para ajustar si ha lugar los reglajes que he puesto como recomienda el manual de la moto.

Una operación más sencilla de lo que parece, que apenas ha necesitado de un par de llaves allen de 6 y 8 mm, y si uno quiere hacer las cosas perfectas, la dinamométrica.

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