Este es el título de una novela escrita por Philip José Farmer, que ganó el premio Hugo en 1972.
Se nos cuenta en ella la búsqueda de una explicación a lo sucedido a Richard Burton (un explorador que vivió a principios del siglo XX, y no el famoso actor) tras su muerte, momento en el que aparece en un extraño planeta junto a treinta y seis mil millones de seres humanos, los que se estima que han existido hasta el año 2008.
Todos lo hacen desnudos, sin un solo pelo, y con cuerpos de cuando tenían veinticinco años, mezcladas sus nacionalidades y épocas de origen, sin ninguna explicación. De hecho, si alguien en este nuevo estado vuelve a fallecer, resucita a la mañana siguiente.
La trama se desarrolla desde el punto de vista de Burton, que se obstina en buscar respuestas a las numerosas preguntas que le acosan en su nueva "vida", y navega con un barco rudimentario en busca del origen del río a lo largo del cual se asientan los amagos de civilizaciones que van surgiendo con la convivencia de los resurrectos. La tecnología, como pueden suponer, es inexistente, como lo son la mayoría de las materias primas, y se ven obligados a vivir en forma medieval prácticamente, y cada cual sobrevive como puede.
Este planteamiento, como pueden suponer, abre un abanico infinito de posibilidades a desarrollar, tantos que quizá el autor se ha visto obligado a desechar muchas ideas, y también a no poder desarrollar como hubiera querido las que decidió incluir. Todo apunta a un tipo de novela más de fantasía que de verdadera ciencia ficción, aunque la inclusión de los "Eticos", los seres artífices de tamaña gesta, la investigación de las causas, motivaciones, etc, sí entra en el más ortodoxo campo de sci-fi habitual... hasta que comprobamos que poco aportan cuando por fin aparecen ante Burton, y sólo sirven para dejar muchas puertas abiertas a posibles continuaciones, cosa que el señor Farmer no pudo resistirse a hacer, con desigual éxito, según parece, y es que prácticamente nadie recomienda la lectura de las secuelas.
La lectura se hace amena, por la cantidad de aventuras que surgen, y la inclusión de personajes históricos que dan color a la historia. No está mal desarrollado, y el lenguaje es fácil y poco rebuscado, lo que hace que se lea del tirón. No obstante, se echa de menos un poco más de profundidad, pues ya que trata de asuntos filosóficos, religioso, sociológicos, y antropológicos, lo hace de puntillas.
Pero ganó un premio importante, de los más importantes. ¿Cómo serían los rivales? En definitiva, es mejor que muchos, pero tampoco lo considero un imprescindible. Que lo sepan ustedes.
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