El kiteboarding es como la iglesia: muchos asisten, pero son pocos los que comprenden.
A decir verdad, eso ocurre con muchas cosas. De hecho, ¿por qué no?, yo mismo me puedo considerar un mero asistente ensimismado (¿enmimismado?) en sus propios pensamientos y divagaciones cuando se supone que debo atender a lo que el predicador de turno nos está revelando.
¿Por qué es así? Bueno, cada cual tiene las motivaciones que tiene para asistir a misa, entiéndase de forma metafórica, claro.
El ciclismo es un caso análogo, o montar en moto, o ir a votar.
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