Perfecta para dar un paseo a cielo abierto, o en moto, o en bici. Cielo abierto en todo caso.
Apenas 22º a las 9 a.m., cayendo gotas desperdigadas, casi despistadas diríase. Sobre mi cabeza las nubes tapan la visión azulada del resto del Universo, pero no importa. Es incluso mejor. Como la amenaza de lluvia está latente, son pocos los ciclistas que me han estorbado, porque realmente son eso: estorbo. Pero ese asunto ya ha sido tratado y, como todo, es inútil. Ya no me enfado.
Necesitaba un paseo con mi pequeño biplaza, hacía tiempo que no iba en solitario por esas carreteras casi abandonadas, unas mejor y otras peor conservadas. No revelaré el recorrido, pero sirvan de prueba fehaciente y de pista para los más avispados, los siguientes dos pictogramas:
Circa Puebla de Guzmán |
En llegando a Sanlúcar de Guadiana, viendo el susodicho río, frontera divisora natural |
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