sábado, 23 de agosto de 2014

Lone rider

La mayoría de ciclistas y motociclistas son gregarios. Yo, en cambio, pertenezco a ese grupo de solitarios porque, ¿hay algo mejor que la soledad cuando es buscada?
Me agrada montar en moto, y más si es solo. Sin esperas ni presiones. Sin estupideces, sin plan preconcebido, ahora por aquí, luego hacia allá. 
A mi ritmo, una vez más este verano, con la cabeza en plena tormenta dudando entre adquirir una moto como ya he comentado en anterior entrada, he salido temprano un sábado con mi polivalente monocilíndrica. Y me he esperado más, le he buscado un poco las cosquillas. El gusano va picando cada vez más y, como en la fábula, un escorpión es un escorpión, y no puedo ir contranatura, contra EL GEN. 
En la mejor de las carreterillas de esta mañana me he topado con varios grupos de ciclistas. Ellos lo llaman "grupetas". NI UNO SÓLO IBA CORRECTAMENTE. En un momento dado, tres de ellos bloqueaban totalmente la calzada. Increíble. Sin duda, piensan que el asfalto es su reino, es suyo, y resulta paradójico cuando estamos hablando de los únicos usuarios de la vía pública que no pagan impuesto de circulación ni seguro, ni se necesita permiso. Claro, algunos no deben saber que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, pero la guardia civil, con total dejacion de sus funciones e incluso cometiendo la ilegalidad de no perseguir la falta, el incumplimiento, incluso el delito en su presencia, hace la vista gorda porque habrá recibido órdenes de lo que es políticamente correcto. 
Ahora toca promocionar la bici, el ecogilipollismo, y la hijoputez como forma de vida. 
En fin, que me desvío del tema. La vueltecita ha sido, no obstante, muy agradable y satisfactoria, y me trato de auotoconvencer de que no necesito ni más potencia, ni más chasis, ni más superficie de goma en contacto con el suelo. 

Así ha quedado mi neumático trasero hoy, casi sin chicken strip, que es bastante difícil en una moto de estas:


El desayuno ha sido amenizado por la llegada sucesiva de dos grupetas, con sus pullas constantes, piques, riñas, gritos ineducados... Sólo un señor mayor entre 16 cucarachas de la carretera se ha dignado a dar los buenos días a su llegada. Dice mucho del talante de esos imbéciles. 

La máquina entre chismes de plástico:


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.