De modo que empecé a darle vueltas a la cosa. Miraba y buscaba, veía, probaba otros electrodomésticos... y casi ninguno satisfacía mis exigencias, teniendo en cuenta que habría que entregar mi deportivo y además añadir un puñado de miles de euros, cosa muy difícil de aceptar dado el excelente estado de revista en que se encuentra el mismo, y su calidad y valor intrínseco no subjetivo.
No obstante, soy consciente de que el mercado es el mercado.
Pero surgió una idea que podía satisfacer a ambas partes: una parte soy yo, claro, y la otra sería un buen amigo y tocayo. La cosa consistía en cambiar a pelo su coche por el mío. Está claro, salgo perdiendo con el cambio aunque el mío habría que ponerle gomas nuevas rápidamente y la transferencia sería más cara para él... pero la diferencia de valor inclinaba a mi coche a su favor claramente. Pero yo estaba dispuesto a ello, más que nada porque me costaría mucho más dinero adquirir un coche nuevo, seguramente un Golf que usa de esas cosas que alimentan a las calderas...
BMW 130i, un sleeper en toda regla |
Por detrás pierde un poco... pero es aceptable |
Peeeeero, a veces las cosas no salen como uno quiere; se tuercen por esto o aquello, cuestiones que escapan a nuestro control.
Ayer descambiamos los coches, y hoy mismo no he podido resistir la tentación de salir temprano a dar una vuelta a cielo abierto. Ha sido como quedar con aquella exnovia: volver a acariciar un cuerpo conocido, esas miradas de complicidad, el confort de la confianza, de que podemos estar a gusto sin tener que hablar...
Como siempre, una solitaria carretera vacía de tráfica, incluso de ciclistas ahora que estamos en plena temporada, lo que me ha extrañado bastante. Rodeado de eucaliptales, y a ratos de pinares (hasta cuatro tipos diferentes de coníferas he llegado a descubrir en esta vía solitaria de asfalto perfecto y curvas amplias).
No he corrido, no ha hecho falta. Enseguida nos hemos entendido. Lo he pasado muy bien, he disfrutado.
Día perfecto para disfrutar del techumbreless |
Ni un alma por esta perdida carretera de asfalto perfecto |
En mitad de la ruta, como siempre, una reconfortante desayuno en cualquier venta de las muchas que abundan por la zona:
¿Cómo renunciar a estos placeres tan mundanos? Como pagano total que me considero, me resisto a desistir, a olvidar, a cerrar los ojos y los sentidos a este tipo de disfrute.