Lo que yo haya hecho y relatado en este bloc sobre trail se queda absolutamente corto respecto a lo que hemos hecho hoy. Pequeños paseos de máximo una hora y escasos 15 ó 20 km de pisteo apenas sirven de calentamiento para lo que me esperaba.
A la cita se presentan el nombrado Antuan con su BMW GX650 Challenge, que es como mi moto pero endurizada, un poco más potente, más ligera y con mejores suspensiones; José Manuel, con quien coincidía hace diez años o más en tandas en Jerez, que hoy traía una Sherco 450 de enduro; y Alberto, con una KTM 520 Rally-Raid, un bicho muy serio.
Un poquito de carretera hasta Palos de la Frontera, donde ya nos metemos por pista hasta Moguer, y de ahí vamos enlazando una revirada y arenosa pista mezclada con caminos a semiasfaltar hasta que cogemos el Camino de Moguer al Rocío.El termómetro marca 6ºC, y las manos sufren, y de qué manera. Para rematar el tempranismo, el sol se está levantando y en ciertos rumbos nos ciega completamente, hasta el punto de que yo, que voy sin visera en el casco, casi tengo que parar, y voy a ratos conduciendo con una mano en el manillar y la otra haciendo de parasol.
Pronto pillamos un desvío por una ancha ¿pista? que coincide con el conocido como El Gasoducto, y del que hacemos varios kilómetros en línea recta, a ratos con terreno compactado, a ratos un verdadero arenal propio de un desierto, además lleno de roderas de los todoterrenos de los cazadores. En un momento dado me veo obligado a salirme por el margen izquierdo empujado por una rodera. Pero me repongo, salgo fácilmente de las arenas tenebrosas remando como puedo, y vuelvo al camino, por llamarlo de algún modo. Los endureros han tirado delante escarbando a lo bestia, y me sigue Antuan, que vela por mí en todo momento. Me cuida y acompaña, no muy seguro de mi nivel de conducción, por si hay algún percance. Sobre las 11 llegamos a Almonte, donde paramos a desayunar tranquilamente.
Ya hemos entrado en calor, el Lorenzo empieza a hacer su efecto.
Parte de la minipandi. Alberto nos saca la foto. Yo tenía tanto frío que ni me quité el casco. |
Espectacular. Cada uno a su ritmo, pero sin perder la referencia de los demás. Los más rápidos esperan de vez en cuando. El más lento, yo, muy atento a todo.
Un diez para Antuán, siempre vigilante y dando consejos sobre algunos obstáculos. Con gente así da gusto, de verdad, emprender una ruta de este tipo. Estoy verdaderamente encantado.
De Niebla a Trigueros; de Trigueros por rápida pista, volando entre barbechos, hasta la cárcel, y ya de ahí entramos en Huelva por la carretera del Cementerio. Nos vamos separando, y acabamos ruta en la gasolinera de la Avenida de Andalucía donde damos un manguerazo a las máquinas a pesar de no estar muy sucias.
Cien kilómetros más sabio. Cuatro horas y media más viejo. Mucho más libre y grandemente satisfecho por la experiencia que espero poder repetir pronto.
Postdata: la Sertao se ha portado como una campeona, ha perdonado muchos de mis errores de conducción, y ha tragado innumerables obstáculos casi sin inmutarse. De motor va sobrada, al menos para mí y por ahora.
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