sábado, 2 de noviembre de 2013

Johan Sebastian

Lo hemos escuchado cienes de veces, al gran Bach, grande entre los grandes.
Aparece en películas, anuncios publicitarios, y está en cada discoteca de amantes de la música, de los verdaderos amantes de la música.
La música clásica requiere su tiempo, un tiempo para educar el oído y el gusto por lo bueno, por lo bien hecho, por lo GENIAL. Aunque cuando algo es genial, la verdad, no hace falta mucho más que tener un mínimo de sensibilidad, y eso lo tiene todo el mundo.
Glenn Gould, quien es fotografiado más arriba, nacido en 1938 y fallecido en los años 80, fue el mejor intérprete de Bach. Un genio para un genio. Introdujo variaciones, se regocijaba en la interpretación, TODA Y CADA UNA de las veces que tocaba. Y supongo que lo haría cientos de miles de veces.
Un tipo excéntrico pero encantador, por lo visto, con un estilo algo peculiar. Hoy dirían de él que es freak, y otros que tiene el síndrome de Asperger.

¿A quién puede no gustar esto?




Bach lloraría de emoción si pudiera ver y escuchar eso. Estoy seguro.

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