domingo, 6 de octubre de 2013

strapless

Oh, sí, queridos, escasos, fieles y devotos amigos y/o seguidores.
Cuando las puertas de la percepción se abren, cuando uno da el paso y sale de la zona de confort, pueden suceder cosas increíbles, aunque sólo sean para mí.

Es lo que ha tenido lugar este fin de semana. El viernes la ocasión se presentó propicia para probar, por fin, tras todo un verano de espera, la especial tabla de Liquid Force:


Un viernes fantástico, de menos a más, que comenzó con viento muy suave, y terminó con sus buenos 16/17 nudos, fue adecuadísimo para mi bautismo en el manejo de este híbrido entre tabla de surf pura y skimboard, para acabar, al final de la tarde, con un twintip prestado con el que pegué alguna que otra volada cuando las cosas empezaron a ponerse más que bien.
Lo mejor, un grupito escaso formado por pocos cursillistas, Manu y el maestro Oliveira.

Todos sonrientes casi al final de la jornada
Manu entrando al agua. Al fondo, un servidor a toda castaña con los pies sueltos.

Varias idas y venidas al principio de la tarde, cuando el viento estaba flojete, pero me daba igual porque estaba disfrutando tanto...





Recogiendo el material con el sol ya oculto
Otra perspectiva llena de bella luz crepuscular
El día se agota
Como anécdota final, causó sensación la habilidad para meter en un pequeño destechable biplaza los avíos para dos cometeros: tablas, cometas, neoprenos, toalla, ropa de recambio y botella grande de agua... Querer es poder, y la imagen me ha recordado a esos descapotables en California con las tablas de surf sobresaliendo por la parte de atrás que salen en algunas pelis setenteras:



A pesar de todo, la cosa no acaba aquí. Sin aviso previo por parte de las autoridades metereológicas, y contra todo pronóstico, el sábado después de comer, los celulares comenzaron a echar humo con la posibilidad de triunfar una vez más. Que si aquí, que si allí, que aún no acaba de entrar el foreño del todo, que estoy viendo en Isla Canela que la cosa ya está a punto...
Total, que enfilo autopista hacia Ayamonte con Manu de nuevo, y procedemos a una tarde de gloria para él y para Pedro Samba, aprendiz que avanza a pasos agigantados. Manu por fin navegó en Canela, después de tres pinchazos que habían minado bastante su moral, y aunque al principio, nada más llegar, la cosa no estaba como para tirar cohetes, poco a poco la tarde se fue animando y sobre las 18:30 ya estaba perfecta.
Disfrutó muchísimo, y yo viéndolos a ambos cómo evolucionaban. También tuve lo mío con el Fish, que me proporcionó una tarde magnífica de placer y regocijo absoluto. Tuve algún momento casi mistico, en la soledad de ese spot tan abarrotado durante el verano, deslizando con el suave murmullo del viento en mis oídos y el swissshhhhhh del dulce deslizar de la tabla sobre el agua, y no cortándola como hacen los twintips. Llegué a trasluchar en dos ocasiones (de por lo menos veinte intentos, jajajajaj), y casi clavo tres o cuatro viradas. Es cuestión de tiempo.
Unas pocas instantáneas del hecho:


Bello. Manu protagonista. La soledad, el gozo, la libertad.
Espectacular ocaso.
En resumen: un fin de semana para guardar en el recuerdo. Sé que Manu tardará mucho en olvidar estos dos días, y rememoraremos en el futuro estos momentos de disfrute juntos.

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