viernes, 9 de agosto de 2013

la reentrada

Oh, sí, la reentrada.
En volviendo a trabajar después de casi tres semanas naturales de vacación ha sido algo diferente esta vez.
Levantarse por la mañana cuando el cuerpo te lo pida puede ser una costumbre no muy agradable cuando luego, de un día para otro, el despertador te llama a las 6:10...
De modo que, después de tres o cuatro días, el cerebro pide descanso en forma de sueño, y los músculos comienzan a estar más cansados de lo habitual. Es normal, es la fisiología humana, no se puede hacer nada salvo tomar algún que otro café y aguantar el tirón, mientras llega el fin de semana y puedes dormir el tiempo necesario para recuperar.
El martes ha sido especialmente duro, físicamente hablando. Después del madrugón y el primer café del día, me dirijo a la oficina siendo aún noche cerrada, cosa que odio y maldigo, pero es lo que hay. La mañana se hace larga, larguísima, sobre todo viendo las expectativas laborales (poco papel, y el ánimo general un poco decaído), máxime cuando mi esguinzada rodilla derecha ha estado quejándose sin descanso.
Salir a la hora habitual, llegar corriendo a casa, engullir el almuerzo que el limitador tenía ya preparado, una espectacularmente rica hamburguesa, y otra vez corriendo hacia Canaleta Beach, donde estaba citado con el maestro sobre las 16.
Mucho stress, joé.
Por lo menos a) no tenía que ir arrastrando a los pequeños cuervos por haberlos encasquetado en un campamento veraniego de dos semanas, y b) había una ventolera agradable que pude aprovechar.
Iba yo con la intención inicial de utilizar esto:

Es un Fish, un híbrido entre un skim y una tabla de surf al uso. Lo de fish es por la forma del tail, que obviamente imita la aleta caudal de un pez. Es una tabla dura, un poco pesada y con poco volumen, pero puede ser gozosa en caso de vientos flojos y olas pequeñas, y una plataforma ideal para aprender a llevar una tabla strapless, sin cinchas para los pies.

Pero una vez en la playa el viento era un poco más fuerte de lo esperado y mejor no hacer experimentos cuando la mar empieza a revolverse...
Es por ello que usé mi tabla habitual y me dediqué, como siempre, a perfeccionar los giros, las navegadas toeside, y los saltos usando la fuerza de la cometa.
Hubo un par de momentos grandiosos, pues fue la primera vez que surfeé olas en toeside, que es una sensación fantástica, moviendo la cometa lo rápido que se podía mover una 12 metros con 15 ó 16 nudos. Clavé varios carvings con el canto de los dedos, e inclusó le tiré a un backroll aprovechando una transición... que me hizo salir despedido, literalmente catapultado, como lanzado por un tirachinas gigante, por bajar la cometa demasiado rápido sin darme cuenta. Jajajajjajjaja, hasta en esos momentos lo paso bien!!! Tragar un poco de agua no viene mal, te pone en tu sitio.

El miércoles no fue muy distinto. A las 16:30 estaba ya metido en el agua. A primera vista el viento estaba más fuerte, lo que me permitió pegar unas cuantas voladas interesantes, tanteando poco a poco que todo fuera bien con la rodilla. Sin problemas. Sin locuras.
Como dato onírico-espectacular, señalar que vi un delfín. Bueno, vi la aleta del delfín, una aleta curvada hacia atrás, bastante grande, a unos diez metros de mí. Apareció y con las mismas se hundió de nuevo. Me quedé por la zona por si aparecía otra vez y me hacía compañía... pero no hubo suerte. Una pena, pero debía haber varios porque los delfines nunca van solos. La tarde surfera acabó pronto, antes de las 18 bajó el viento y nos tuvimos que salir. Aproveché para dormir un ratito bajo el agradable sol y con una temperatura suavizada por la agradable brisilla que quedó.

El jueves me costó levantarme por la mañana. Esto va a peor, pensé. La idea de meterme en el cuerpo un redbull empezaba a bullirme en la cabeza, jejejeje. Pero no, hay que aguantar. Si no aguanto ahora, ¿qué será de mí en diez o quince años? Pues eso.
De nuevo, antes de las 17 en la playa con viento levísimo, imposible navegar, aunque lo intenté. Tuve que desistir, a pesar de ver a un par de tipos con tablas de freerace que iban y venían, remando, pero lo hacían. Ideas y cuestiones inundan mi cabecita.
En fin, pasé una tranquila tarde charlando con unos y otros, y para terminar acabamos en el Mosquito, como es habitual, tomando tercios de Heineken en animada conversación con el Hombre que Susurra a las Cometas, su chica, y un par de aprendices. Finalmente cenamos allí mismo y nos quedamos a una especie de charla o exposición que tuvo lugar a las 23 sobre astronomía, enseñándonos algunas historias interesantes sobre galaxias, enanas amarillas, el Norte, y tal y cual. A la 1 de la mañana nos fuimos de allí.

La cosa iba de mal en peor. Menos mal que el Levante ha entrado una vez más en Tarifa, y por tanto se corta toda posibilidad de viento cometeable en Huelva... Ahora toca descansar y reponerse.

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