lunes, 29 de abril de 2013

la supermosca

Sábado, día soleado, viento escaso, paella cometera y mercadillo con presentación de productos.
Todo ello en Mazagón, Restaurante Las Dunas, asistidos por nuestro compañero eólico Juan, quien nos hizo un superprecio por un ágape que dejó a todos satisfechos desde el punto de vista culinario.

Vista general del evento:
Buena temperatura y ambiente
Fuera aparte, el mercadillo cometero:


Y más cosas que no salen en la toma parcial. Porque a la izquierda había más tablas, y a la derecha se encontraban un par de bicicletas Trek, cortesía de un recién incorporado al mundo del pandorguismo, miembro propietario en proindiviso del Concept Store de Sevilla.
Un par de 29ers, rígida la una, doble la otra.
En mi ya completa experiencia ciclista, nunca conduje una 29er doble, y como la ocasión lo merecía, aproveché la coyuntura para hacer lo propio, pillar una supermosca 100, y darle el trato que merece...

Bueno, aquí ya estamos recién llegados al lugar de comienzo de mi corta pero intensa expedición que, por mor de prisas perentorias y circunstancias chocantes, no pudo extenderse más allá de unos 20 km.
Trek Superfly 100 Al
En fin, lo de llamar cariñosamente "supermosca", o "supervuelo", a este tocho-camello de velocípedo tiene su guasa (guasa sevillana, que dirían algunos). Algunos peros para empezar: la burra era en talla 19, grandecita para mí, aunque no es importante porque uno se sabe adaptar a todo. El cuadro fabricado en aluminio es MUY tocho, desde luego no creo que se parta así como así, y el resultado final, teniendo en cuenta que es el modelo más bajo de los cinco disponibles que hay, resulta al final un poco pesado, más que mi adorada Sawyer de acero.
Todo ello, no obstante, no quita valor a lo verdaderamente importante en una bici doble, que es el funcionamiento de la suspensión por un lado, y la geometría del conjunto por el otro. Lo de los componentes, material de construcción, incluso el peso, todo eso es casi secundario para mí al objeto de una prueba de campo.

Como no van a ser muchos km, le doy cañita desde el principio, y después de ajustar la presión del amortiguador para mi peso, ha quedado con el sag perfecto para mi gusto. La suspensión se mueve un poco a pedalear, pero es necesario mirar la bieleta para verlo, porque si vas sentado no notas absolutamente nada. Otra cosa es pedalear de pie, pero todas las bicis se mueven cuando pedaleas de pié, de modo que me importa un carajo, y yo casi nunca pedaleo de pié, conque me importa aún menos. De todos modos, para aquellos aguerridos que gustan de girar las bielas en postura extendida, hay que decir que tanto horquilla como amorto son bloqueables.
La horquilla tiene un tacto extraño, y no me recuerda al buen sabor de boca de la última Fox que probé, para nada. Tiene un tacto rebotón y poco absorbente (unos días más tarde, al comentar esto con Julen, me confirma que tenía una avería).
De modo que la bici pedalea dignamente, es bastante cómoda, pues para eso están las bicis dobles, para que no tengas que levantar el culito con cada piedrita o raiz sobre las que pasas.


La combinación de colores mola, al menos a mí, y se agradece el esfuerzo por parte de la marca de Wisconsin de darle toques de color por aquí y por allá, como los bujes, la potencia y otros detalles en naranja.
Más detalles curiosos: el extraño guiado de los cables, uno por debajo del tubo diagonal, y los otros dos por encima ¿?¿?¿? Me pregunto cuál es el objeto de esta idea, y me parece impropio de Gary algo así. Como me lo parece también el elegir una transmisión de 3x9, algo totalmente demodé y totalmente ineficaz en los tiempos que corren. Si al menos supusiera un ahorro en el precio final, pues todavía, pero me temo que no es el caso...
No quiero seguir comentando más sobre el montaje, porque lo que me interesa es la experiencia de una doble de 29 pulgadas, pero sí quiero dejar constancia de esos detalles que pueden llamar la atención del curioso ciclista. Por ejemplo, los mandos de cambio SLX son fiables, y me encanta que para bajar piñones y plato se pueda usar tanto el pulgar como el índice. Los frenos, ídem de ídem, Shimano ha clavado la gama 2013, son bonitos, fiables, y tienen potencia y tacto más que suficiente. Las gomas son de mírame y no me toques, eso sí, bastante rodadoras, pero no le vayas a exigir agarre si conduces duro cuesta abajo, o te quieres poner de pié para superar un repecho.

El sistema de suspensión utiliza el ABP:
Este consiste en usar el eje trasero como punto de giro, que se supone independiza la frenada de la suspensión... aunque la verdad es que yo no he notado nada especial. Situar el amortiguador en posición horizontal, en vez de vertical como siempre lo ha hecho Trek, tiene sus lógicas ventajas dinámicas, y yo, la verdad, nunca entendí el porqué ubicar un amortiguador vertical en una bici... pero en fin, yo soy de letras (pero me gusta la física, y las leyes universales que rigen nuestro mundo están ahí para intentar sacar provecho de ellas, no para luchar y chocarte de bruces con fuerzas a las que nunca podrás ganar). Un día de estos, a lo mejor, les doy un poco la brasa sobre este asunto.


Vale, la bici es pintona, pero sus medidas son peculiares, y no me refiero a la talla, que también. Para ser una 19, creo que con una potencia cortita me iría bastante bien. Pero no sé si Gary Fisher ha estado detrás del desarrollo de este modelo en concreto, porque me extrañan algunas cosas, y más después de haber probado otras creaciones suyas y poseer, de hecho, una: ¿por qué esa distancia TAN enorme entre ejes? Si ya una 29er, por tamaño de ruedas, se ve abocada a alargar ese trecho, así como a subir la pipa de la dirección, ¿a qué viene dejar casi diez centímetros de espacio entre la rueda trasera y el tubo del sillín? No lo entiendo. Eso hace que sea poco manejable en el ratoneo, como he podido comprobar por algún revirado sendero.
A la supermosca le gusta más el terreno más abierto, la pista rota, pero sobre todo, le mola mucho la velocidad. Cuanto más rápido, más cuesta abajo, más baches y piedras, mejor que mejor.
Me he encontrado con un nivel de absorción increíble para tener solo 100 mm de recorrido. Supongo que es la mezcla con la rueda de 29 lo que produce esa sensación de bici tragona, pero es alucinante, parecía que iba en mi SXtrail (que daba más de 150 mm), pero infinitamente mejor pedaleando y más ligera en general.
Me pregunto cómo debe ser el modelo de fibra de carbono con una ruedas decentes que no pesen tres kilos, neumáticos dignos de ese nombre, y un cambio de 2x10... lo malo es que entonces nos movemos entre 4000 y 7000 €, algo no muy asequible, y menos en los tiempos que corren...
Con bicis que se mueven como ésta, y su absorción y comodidad, queda claro que no es una bici de competición, ni de maratón, pero tambíen comprendo que desaparezca del catálogo la Top Fuel, porque es que verdaderamente no tiene sentido: la superfly 100 es mejor en todo, así de sencillo.
¿Me la compraría? No, rotundamente. Tiene los defectos comentados de diseño que yo, a estas alturas de mi experiencia vital, no puedo pasar por alto. Una bici de esta categoría y de diseño moderno, hoy día, tiene que ser de carbono sí o sí, con cableado interno, menor distancia entre ejes, y con horquilla Rock Shox.

Por lo demás, es una bici cojonuda, para tomarse las subidas con calma y buenas piernas, esperando el momento de llanear y, sobre todo, de bajar a saco por lo más estropeado y roto que encuentres, donde se encuentra como pez en el agua y me ha recordado directamente a ir con una moto de enduro más que con una bici.