lunes, 25 de marzo de 2013

Los bi



Ah, las bicilíndricas. Según muchos motociclistas, la configuración de un motor de dos cilindros es la mejor opción para una moto. A esta conclusión se llega después de probar de todo, y al final, incluso dentro de los bi hay sus diferencias: boxer, en línea transversal, en uve cerrada, uve abierta, uve transversal...
El secreto del bicilíndrico es que, aunque no ofrece la potencia de un tetra, a cambio permite un control mayor en el desarrollo del par motor, una pulsación, una transmisión entre el motor y la rueda que hace que la conducción sea dulce, progresiva, predecible. Con su natural capacidad para traccionar, los pilotos con más kilómetros a sus espaldas, están de acuerdo en otorgar el galardón de motor favorito a los bi, sin ninguna duda.

Hay marcas que son famosas por sus bicilíndricos, aunque en alguna época de su vida fabricaran otros motores. El caso más emblemático es Harley-Davidson, con su peculiar "pam-patapán-pam-patapán". Asimismo, los bicilíndricos en L de Ducati son legendarios; y quién no esboza una sonrisa ante una Moto Guzzi Sport. Igualmente, BMW es un clásico entre los clásicos en cuanto a motores bicilíndricos, aunque provengan de un motor inicialmente diseñado y fabricado para equipar a avionetas...

Pero hay, o había, un fabricante que también se ha caracterizado por sus diseños: Buell. Fundada por Erik Buell, y acogida en el seno de Harley, hicieron una joint venture para sacar provecho uno del otro, y así, mientras Harley facilitaba motores de Sportster para Buell, al mismo tiempo recogía parte de los beneficios al ser accionista al 49% en la marca.
Las motos Buell fueron entrando poco a poco, desarrollando un concepto americanizado del icono italiano, la Monster. Así, hacía motos naked de aspecto agresivo y sonido imponente, y desde el primer momento tenían una imagen de moto corta y alta, y postura casi de campo.
Con la generación XB de 2003, se incluyeron una serie de soluciones que iban mucho más allá de mejorar la potencia y suavidad de los arcaicos y sosos motores de Milwakee: geometrías extrañas (que funcionaban muy bien), aceite del motor dentro del chasis, transmisión por correa, discos de frenos perimetrales, escape bajo el motor...
Una pena que finalmente, alrededor de 2010, la marca quebrara, y Erick se vio obligado a vender toda su participación a Harley, quien no ha vuelto a desarrollar más motos. De hecho, su último modelo fue una deportiva equipada con un motor Rotax, la misma base que usó Aprilia muchos años antes para sus Mille. Tuvo que hacerlo para poder ofrecer una moto verdaderamente competitiva, pero, claro, coincidió en el tiempo con máquinas de características inhumanas que le sacaban 50 cv de diferencia y además eran más ligeras y baratas... El desastre se veía venir.

Siempre es una pena la desaparación de un fabricante de motos, pero en este caso es, si cabe, más doloroso porque Buell hacía un producto totalmente distinto a la competencia, tenía personalidad y sus motos eran de un carácter peculiar. No podían no gustarte si eres un amante de las motos y los motores.