Joé, las cosas que pasan. Ya ha salido el tema de la casualidad en este, mi blog, alguna que otra vez.
Ocurren, sí, las casualidades. Están ahí, y a menudo sólo hay que estar más o menos atento o, simplemente, tener un poco de suerte...
He tenido una tarde agotadora. Después de la paliza del viernes, ayer no terminé de recuperarme del todo. Hoy he vuelto a dejarme arrastrar por el viento mientras me deslizaba con una tabla en los pies, por poco más de una hora, hasta que mis muslos han dicho "basta!!".
Llegar a casa, dejar el material ordenadito y secándose después de enguagarlo, una ducha reparadora, y un sandwich con un enorme vaso de colacao... todo ello me ha dejado casi en estado de shock. Ahora despúes de cenar, tengo un entumecimiento, un dolor sordo que no ha abandonado a mis piernas, pero estoy feliz, cansado pero feliz. Y siempre que hago surf a mi manera -porque estoy convencido de que lo que hago es una forma de surf-, no puedo dejar de recordar a Sergi, AKA Tama, un viejo amigo que se fue a vivir a 1000 km, pero que sigue estando cerca de nuestros corazones.
El es surfero, pero surfero de olas, de los que reman, de los originales. Y tiene ese componente místico que tienen los surferos, ese empanamiento del tipo que se queda mirando fijamente al horizonte en una puesta de sol y a saber en qué está pensando, si es que piensa en algo...
Tama también siente cierta atracción por lo oriental, y no sólo es especialista y profesional de la curación por métodos de allende los países lejanos del sol naciente, sino que también le molan las artes marciales.
Como siempre, pensaba yo en esas cosas cuando, buceando en uno de los blogs de motos que sigo me he econtrado con este video que me ha parecido increiblemente sorprendente.
Te lo dedico, Tama, por si acaso, por una de esas casualidades que decía al principio de esta entrada, lo ves:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.