Recién salida del horno, esta KTM me ha parecido toda una revelación. Tuve la oportunidad de catar la versión 990 básica, que dos buenos amigos tenían en propiedad. Ambos se deshicieron de sus respectivas unidades. Me pareció entonces una máquina magnífica, un poco ancha a la altura de las rodillas, condicionado por el diseño del depósito que tenía que albergar en su interior una enorme caja de filtro de aire. Pero la rigidez de su chasis, la calidad de frenos y suspensiones, y un motor tremendo, hacían de ella una moto muy a tener en cuenta. No hizo temblar los cimientos de Ducati, pero se ganó el corazón -y la cartera- de muchos clientes.
Ahora se presenta esta nueva versión más afilada en sus líneas, que hereda el motor retocado de la RC8 y su escape por abajo, con una monobrazo bestial, y, lo mejor de todo: su sonido carente de inercias y tan parecido a una Ducati de competición que me he quedado pasmado. Si hubiera cerrado los ojos, juraría que estaba ante una 1198 de superbikes.
El video no vale mucho, la verdad, con ese tipo de música ya vista, y el pequeño espectáculo de derrapitos y quemadas de rueda. Pero quédense con la estética y, repito, magnífico sonido. Yo me compraría una moto así sólo por su rugido.
Es MAGNIFÍCO.
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