Se dice, en el mundillo de los relores, que llevar un diver a la americana es vestir un reloj de buceo con una correa de cuero, preferentemente gruesa.
Es un poco extraño, y tiene sus detractores, pero a mí, por regla general, me parece fantástica tal combinación. Los detractores vienes por dos caminos: por un lado, los hay quienes siempre, por sistema, rechazan cualquier cosa ir se salga del canon establecido, odian y discuten todo lo que suponga novedad o atrevimiento; por otro, los exquisitos de la lógica y talibanes de lo incongruente. Ni unos ni otros aceptan lo bello de una pieza de metal amarrada de forma irresistible con el noble material natural que no se puede mojar...
Bueno, en invierno no es mala solución, y cambia el look de nuestras mas queridas piezas dándoles un toque bastante rústico:
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