lunes, 6 de agosto de 2012
Prometer hasta meter
Batman la tengo pendiente, pero para los aficionados a este tipo de cine es un must see, por mala que sea.
Pasa como con Prometheus, que vi ayer. La decepción ha sido en mí. Ha hecho aún más grande a Alien, sin duda, realizada hace más de treinta años, que se dice pronto. No le llega ni a la suela de los zapatos, pero tampoco se trata ahora de hacer una comparación, no es eso.
Es que se ha querido vender un Silmarillion -que también es un coñazo infumable, igual que el Ulises de Joyce- a precio de El Señor de los Anillos.
No se cumple lo prometido, se engaña al espectador en los trailers y en la publicidad; la película es predecible desde el primer momento, desde el minuto uno. Y al final ves lo que realmente es esa película: un mero producto de mercadeo, abriendo una enoooorme puerta a posteriores postprecuelas, llamémoslas así.
Como ya no se puede estirar más el chicle después de Resurrección, ahora nos toca una nueva aventura por parte de productores y guionistas.
Pero vamos, que la peli tiene un cinco raspado, y de milagro. Es que no convence ni la Theron.
Una pena.
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