El catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares, don Antonio Ruiz de Elvira, vigila de cerca los síntomas del cambio climático que está poniendo en riesgo el futuro de la Humanidad. Además, puesto que el clima es un sistema complejo, analiza en lo posible otros muchos sistemas complejos, con el fin último de tratar de indicar medidas basadas en la ciencia para intentar mantener en funcionamiento nuestra cultura.
Hace un par de semanas leí un artículo que publicó en su blog, que me llamó la atención no por lo que explicaba, sino por coincidir con mi forma de ver todo esto.
Transcribo aquí y ahora las líneas principales de dicho blog, a los efectos de expandir aún más las conclusiones claras y dolorosas acerca de la situación que nos rodea, nos engulle, y nos escupirá como piel de altramuz después de masticar lo de dentro:
""La codicia de conseguir dinero sin trabajar. De tener un solar y dar un pelotazo de 100 millones. De vallar un trozo de la playa de todos, para disfrute de muy pocos.
No saldremos de la crisis, como no saldrá Grecia. En estos dos países, antíguos, y de cultura semi-islámica, la idea de la riqueza no es la producción, el trabajo, el comercio.
La idea es el pelotazo.
Un amigo mío tiene un contrato con una gran empresa española. Esta empresa, hinchada de dinero, solo investiga, y lo que es más, solo trabaja, si el Estado (cada uno de los españoles) le paga.
Unos cuantos compañeros, y yo mismo, claro, hemos buscado proyectos con empresas cuyos balances son de miles de millones de euros. Pues bien: Estas empresas no aceptan poner un euro en ningún proyecto. Solo desarrollan innovación, y sus propios trabajos, si los ciudadanos les pagan las ganancias con sus impuestos.
La Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos fué fundada hace 210 años. Desde entonces sus ingenieros se han dedicado a la obra pública y eso he marcado sus cerebros y sus memes culturales hasta tal punto que las grandes familias de ingenieros, con sus grandes empresas del Ibex, no ponen un duro de sus capitales, buscando siempre la subvención de los ciudadanos españoles.
Para salir de la crisis necesitamos una cultura de inversión, de aceptación del riesgo financiero, de desarrollo e innovación propio. Pero esto tarda 200 años en generarse. Esto solo fué posible en las grandes llanuras norteamericanas, o en los bosques de la costa Este de los EEUU: Allí no había Estado, y la cultura era buscarse las lentejas uno mismo, sin exigir a los demás que nos las diesen.
Se llenará la costa española de casas y vallados hasta el último centímetro de la orilla, y unos, orgullosos no de su trabajo, sino de la mera casualidad de haber tenido un campo de pepinos en esa zona, se desplazaran en carroza de caballos (o en Rolls-Royce) mientras que el resto de los ciudadanos, ignorantes de lo que es producir (y no meramente disipar) seguirán con la danza y las ferias, que se pueden hacer con inmensa alegría con medio euro para la cerveza y la gaseosa. Luego, a dormir bajo un olivo.
Me dice un amigo que soy pesimista.
Fui optimista en 1975. Pensé que España podía entrar por el camino de la producción y la riqueza.
Hoy, tras 37 años, veo que solo seguimos, entonces y ahora, por el camino del pelotazo que inauguraron Banús y Barreiros, y clonaron los políticos que les siguieron, hasta ahora.
La idea de colonizar el barrio del Pilar, o Marbella, de vender camiones a las empresas del Estado o vender solares que, una vez vendidos, ya no vuelven a producir en la vida.
¿Pesimismo?
Tuve alguna esperanza. Había empresas que innovaban. Cuando me dirigí a ellas, estaban dispuestas a pedir conmigo proyectos de innovación financiados por los ciudadanos españoles, jamás por ellas mismas. Era de nuevo el esquema Barreiros, Pegaso, Talgo.
¿Saldremos de la crisis?
Vendiendo trozos de costa para urbanizaciones que dejan de producir en el momento en que se venden, NO.
Si dejo, por el momento, de lado el pesimismo, veo que podríamos salir de la crisis si hiciesemos lo siguiente: Definamos como productivas las actividades que, tras el consumo de sus productos, dejan la máquina preparada para producir mas. Aunque los lectores me diran que me repito mas que el ajo, una central de energía solar, una vez hecha la inversión, produce hasta su desaparición y genera capital suficiente para su reposición. Seleccionar las empresas que venden, eliminar las empresas que solo gastan. Bajar el precio de los coches a, digamos, la mitad, y vender coches de calidad en todo el mundo, incorporando a las fábricas a miles de 'asesores' que solo gastan pero pueden producir, en la fábrica, claro, no en los despachos. Los cuatro sectores que venden en este país son la ropa, la agricultura, los coches y la energía: Duplicar sus tamaños con todos aquellos que hoy no hace nada más que 'aconsejar' a otros. Que se pongan a producir.
En vez de camiones con compra garantizada por el Estado, camiones que otros nos quiten de las manos por su precio y calidad. En vez de promociones inmobiliarias sobre solares de propiedad de los ciudadanos, promociones competitivas en otros países que se vendan como churros por su calidad y precio.
Tenemos decenas de miles de maravillosos profesionales, haciendo promociones en China, y desarrollando esos camiones de bajo precio y alta calidad, repartidos por el mundo. Y en España, quedan, aun muchos mas profesionales que lo único que desean es que se eliminen a los parasitos y les dejen producir.
Podemos eliminar 400 asesores de Moncloa, y otros tantos del Ayuntamiento de Madrid. ¿Cuanto personal hay en el Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno catalán?
Aun no he leido nada de este tipo de propuestas. Hoy cuenta Jiménez Losantos que lo que el FMI nos va a imponer es lo que propuso el PP, claro, antes de acceder al botín. Todo es apretarnos el cinturón y dejar de producir. El optimismo es poder leer un plan concreto y con etapas marcadas, basado en la inversion de los capitales de las empresas, no en prestamos de bancos o subvenciones de los ciudadanos, para vender más que los chinos.
Lo podemos hacer. Esto es optimismo.
¿Lo queremos hacer?
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