Yo siempre lo he llamado Enduro del Piedras, o de Cartaya, tanto da. Un año y medio que mis ruedas no pisaban terreno cartayero, y casi se me habían olvidado las lajas, las miles de piedras sueltas y no tan sueltas, grandes, medianas y pequeñas, y ese singletrack inacababla, sumamente técnico y agotados, pero por ello mismo absolutamente disfrutable, ya seá con bici doble o bici rígida, como esta vez.
Elegida para esta ocasión de bautismo en mi nueva vida, o más bien confirmación, ha sido mi camaleón verde:
Se esconde, como queriendo quedarse para siempre en esos lares. |
Comenzando un sendero de varios kilómetros, fuente de enorme placer para todo buen ciclista amante de la técnica:
A través de la maleza, ahí abajo, por entre el agua de un arroyo, empieza lo bueno de verdad. |
Y más:
En la variante de la derecha, esas piedras a la altura del sillín, mi querido Julen se dejó la rodilla probando mi Kona Coiler hace ahora dos años... |
A partir de aquí me limité a disfrutar y dejé al gayfón bien guardadito. Al velocípedo le estoy haciendo algunos cambios para hacerla más rodadora, intentando no perder cualidades de brutalidad. De ese modo, la Kenda Nevegal que tenía detrás, la he puesto delante y la High Roller que estaba en su lugar ha pasado a guardarse en el trastero. Detrás he colocado un clásico, un Larsen TT, goma que ya conozco bien de haberla tenido antes, y que considero un neumático genial: rueda bien, tiene balón, y agarra con dignidad. La pega es que se gasta rápido, pero todo no se puede tener. Con este leve cambio, no sólo he ahorrado unos gramos preciosos, sino que rueda mejor en general, y perdido poca capacidad de absorción o agarre en circunstancias adversas.
Lo siguiente puede ser una horquilla Fox, que podría restar medio kilo más, y su funcionamiento más lineal quizá es más adecuado para el uso que le doy a esta bici. ¿Quién sabe como irán las cosas?
En fin, que volviendo por una pista de enlace hacia el coche, iba yo recapitulando y dándome cuenta de lo bien que lo había pasado, y de repente me encontré sonriendo feliz, bajo el sudado casco, momento que aproveché para inmortizar tamaña sensación:
Fray Leopoldo en acción, totalmente felic! |
Lo que más pena me ha dado ha sido no poder conpartir estos momentos con algún amigo, porque así se disfruta mucho más.
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