Largamente esperado, es éste un auténtico icono para el aficionado al reloj sumergible. Omega fabricó algunos de los más impresionantes y bellos aparatos horológicos para usar bajo el agua profesionalmente, como el Proplof 600 -una auténtica joya en sí misma, verdadero grial para los coleccionistas más serios-, el Seamaster 1000, o casi cualquiera de los 300 hasta la era de los modelos "Bond".
Sin duda, el modelo más exitoso de los relojes deportivos de Omega es el Seamaster 300. Seguramente por ser un reloj muy equilibrado en su diseño, con detalles de acabado que son difíciles de creer, incluso a la vista de una lupa de cinco aumentos como la mía.
El ejemplar que yo he conseguido, tras la paciente espera a que saliera algo en un foro especializado, ha colmado, no, ha superado todas mis expectativas. Y cuando por fin lo tengo en mis manos, colocado en la muñeca, comprendo el porqué de su éxito. El material es noble, muy bien tallado. Las formas del bisel son especialmente singulares. Su acertada dureza es genial, su sonido -que se puede escuchar a quince metros de distancia- llama la atención, no lo moverás accidentalmente, y eso es un detalle de reloj herramienta.
Porque el Seamaster 300 tiene para Omega la categoría de Professional, o sea, calibre puesto a punto en parámetros COSC -el mío anda en +4 segundos al día-, y diseño enfocado al uso y abuso, a la utilidad, a pesar de que, por su diseño, pueda ser el típico "desk diver", reloj de escritorio, para llevar con traje y corbata. ¿Juega, pues, en la liga del Rolex Submariner? Bueno, no creo que sea para tanto, el Submariner es mucho Submariner.
El secreto del Seamaster Professional es que estamos ante un reloj capaz de soportar 300 metros de profundidad sin inmutarse, pero al mismo tiempo, gracias al uso de un calibre especial, resulta un reloj
plano para ser un diver. Ninguno de mis otros divers tienen menos de 15 ó 16 mm de altura, algunos llegan a los 18 mm. Pero el Omega se queda en 11 mm, gracias al uso de un movimiento ETAsa 2892, que ha sido, además, mejorado por Omega. Es este un calibre más fino y de menor diámetro que el típico ETAsa 2824-2 usado en el 98% de los divers con base suiza, principalmente por ser más caro, ya que tiene más piezas, mejor material, y mecanizados más precisos. En la vida diaria no tiene que ser necesariamente más preciso, ni tiene más reserva de marcha, ni se ha detectado que sea más o menos fiable que un 2824-2. Pero las diferencias están ahí.
Además, mi Seamaster es un modelo que ya no se fabrica, con agujas "plongueur", desde mi punto de vista más bonitas y clásicas que las del Seamaster Bond, y mucho más que las del Planet Ocean -que nunca me gustaron-. El modelo 2254.50 es el típico y más apreciado, con caja de acero y bisel en el color del dial, que puede ser azul marino o negro. Pero el mío es un 2231.80, con caja de titanio y dial azul, con sus típicas olas grabadas, y grandes dosis de
Superluminova en los índices.
Mi unidad viene con armis -brazalete metálico- de acero -fue imposible conseguir uno de titanio-, caucho, y una correa de tela de vela a juego con el dial y su correspondiente hebilla con el logo de la marca. El armis es digno de un reloj así, muy robusto, con eslabones macizos y unos endlinks dignos de ese nombre. El cierre es lo mejor, hecho de piezas sólidas mecanizadas, con su extensión para el traje de buceo -otro detalle pro-.
La corona viene firmada, como debe ser, e incluso la válvula de helio manual viene con su símbolo legendario.
En la tapa del fondo no podía faltar el hipocampo típico.
Ahora, una pequeña sesión de pictogramas para que observen detenidamente el objeto:
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Dial azul, olas grabadas, punta del segundero roja, agujas plongueur, bisel graduado, perfecta proporción de tamaños. |
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Wristshot de medio lado |
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Aprecien su planitud |
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Elegante, pero deportivo |
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Corona firmada |
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Válvula de helio manual a las 10 |
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Preciosa trasera |
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Calidad por todas partes |
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La extensión para el traje de buceo |
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Vista general del cierre completo, maravilloso. |
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