Lambo es una de las pocas marcas que ha evolucionado su diseño siendo perfectamente reconocibles como Lambos todos y cada uno de sus modelos de los últimos 20 años o 30 años (como Audi o BMW, Mercedes no, llevan cagándola desde los 90). Han pasado de la sencillez y espectacularidad del countach LP400 al macarrismo barriobajero del 25 aniversario, luego el Diablo, el Diablo de VW, el bellísimo Muciélago, el mini-Lambo Gallardo, el rompedor Reventón hasta el extraordinario Aventador. Todos ellos muy diferentes entre sí, pero todos inmediatamente reconocibles como Lambos. El ADN permanece: motor central, cabina adelantada, coche plano, ancho y largo con perfil monovolumen. Y sobre todo Drama, mucho Drama.
Dicho esto, ahora pasen y disfruten de lo último del toro cabreao:
Uuuuhaaaaaaapaaalaaaa!
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