domingo, 8 de enero de 2012

Carnage (Un Dios Salvaje)

Poco a poco, sin prácticamente darme cuenta, fui perdiendo el sentido del humor.

Recuerdo cuando, hace algunos pocos años, yo era todo un cachondo. Sí, lo era, en serio, era prácticamente imposible mantener una conversación seria conmigo, en seguida reventaba lo que fuera con algún comentario fuera de tono, y en ocasiones me reía yo solo, la mayoría no era capaz de seguir mi razonamiento hilarante.
Con la paternidad, la realidad de las responsabilidades, y algunos problemillas que no vienen a cuento, de repente un día me di cuenta de que mi antaño reconocido humor había cambiado. No había desaparecido del todo, pero sí se había vuelto muy ácido, a ratos demasiado british, y no todo el mundo comparte esa tétrica faceta de la risa o el sentimiento.

Pero hoy me he sentido muy feliz. De nuevo, he reído a lo grande. La carcajado ha sido en mí, me ha golpeado de lleno. He disfrutado de esta interpretación magistral de una obra de teatro, de un clásico francés:


Efectivamente, la última creación de Polanski es otro hito cinematográfico más. Envuelto en una polémica acusación penal, fue capaz de acabar esta peli que colma toda expectativa de calidad, sin duda, avalada por la actuación de los cuatro protagonistas. Foster, grande como siempre, aunque quizá un poco sobreactuada, posiblemente por resaltar sobre la rival que tiene enfrente, la bastante digna y nunca decepcionante Kate Winslet. John C. Reilly, por otro lado, planta cara al genial Cristoph Waltz -el terrible coronel Landa de Malditos Bastardos-.
La peli va de dos matrimonios que se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados.

No es mi idea plantarles aquí y ahora spoilers del film, ni mucho menos. Se ve del tirón, es breve para lo que se estila, no llega a 80 minutos, pero tan intensa, a ratos cruel, a menudo hilarante, siempre genial, que te queda un magnífico y poco habitual buen sabor de boca.

Un 8 sobre 10 es lo mínimo que puedo puntuar a esta magnífica obra. No le doy más por ser una adaptación de algo preexistente, lo que le quita valor intrínseco.

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