Hoy me he llevado una gran alegría, en mi primer día de la nueva temporada laboral, cuando mi compañero Víctor me ha comentado que ha empezado a visionar Breaking Bad, de cuyo alto valor televisivo les hablé recientemente.
Antes de que él me dijera nada, yo ya había estado dándole vueltas a aquella entrada, pensando que me quedé corto en alabanzas. Los detalles de su realización son innumerable, los primeros planos -recurso del que, quizá, se abusa un poco- con las caras de asombro o perplejidad de sus personajes, el paso de las nubes, las puestas de sol, la ambientación perfecta de los escenarios... todo está cuidado al máximo en Breaking Bad. Cada episodio tiene una entradilla, generalmente interesante para la trama, pero otras veces es una mera anécdota, algo singular, como cuando sale una banda de mariachis cantando en español -en el original- acerca de algo que ocurre en ese momento argumental.
Otro tipo de detalles te sumergen en la historia, o le dan un aire cotidiano o de normalidad, de realidad: una mesa que cojea y el protagonista dobla un papel para ponerlo debajo de una pata; un insecto que es aplastado; las explicaciones químicas sobre el color de las piedras -uy, perdón, los minerales- de la colección con la que Hank mata el tiempo; la cleptomanía de una; las infidelidades de la otra; la estúpida muerte de Tom Beneke... La serie está llena de esas cosas curiosas que la hacen diferente, bonita y atrayente.
He descubierto, por casualidad, que el actor que encarna al protagonista es el mismo que hace de padre de Malcolm en Malcolm in the middle. No hablaré ahora de Malcolm, sólo decirles que el registro del actor no tiene nada que ver, lo que ha catapultado el caché del mismo y le valido ganar algún que otro Emmy gracias a Breaking.
En fin, no quiero meter más spoilers, pero sí animarles a ver, pero ya, la serie. Es un imperdible, un imprescindible no ya para los serieadictos, sino para los cinéfilos.
Paso ahora a hablarles del tema de hoy: Juego de Tronos.
Es esta una serie de la que sólo se ha emitido por ahora la primera temporada, y es una pena, porque lo han dejado con un cliffhanger brutal, peor que los de Perdidos.
Esta no es una comedia como Malcolm in the middle o la comentada The Big Bank Theory, no. Esto es una mezcla de tragedia shakesperiana medieval mezclada con un poco de mitología creada al efecto, apareciendo dragones, extraños seres nocturnos, sueños rarísimos y tal y cual.
La trama trata la vida según transcurre en las siete casas reales de las que se compone un mundo alternativo, diferencias entre el Norte y el Sur, unificación de poderes, intrigas palaciegas, relaciones sexuales incluso incestuosas, enanos, estúpidos, listísimos, tías buenas y en pelotas por doquier...
A mí me ha entretenido, la verdad, y espero, aunque no ansiosamente, la siguiente temporada.
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