Me decido a realizar una revista a uno de mis relojes para iniciar una serie de entradas relativas a este mundillo –si es que hay alguien a quien le interese este reloj, que no creo, la verdad-.
Este reloj no es ni el mejor ni el peor de mi escuálido conjunto de maquinitas amontonadas en un cajón de mi mesilla de noche. Pero es el que estoy utilizando estos meses de verano, y como lo llevo ahora mismo en la muñeca, le ha tocado el turno.
El elemento en cuestión es un Casio G-511D, véanlo aquí en mi peludo miembro:
No me extenderé en la descripción de sus características, que vienen siendo las normales o mínimas en casi cualquier G-Shock, o séase, hora analógica, hora digital, mes, día del mes, día de la semana, crono palante, crono patrás, hora de 25 ciudades, luz, shock resist y WR200. El mío es plateado, pero también lo he visto en el clásico negro. El cristal, cuyo material ignoro de cuál se trata, se encuentra unos dos o tres milímetros por debajo del bisel, y a su vez es protegido por esas protecciones metálicas que antaño montaban muchos Casio. Quiero decir con esto que es harto complicado dañarlo. La caja es de un material compuesto de origen plástico, que absorbe los golpes y los rayones. Por ejemplo, uno puede clavar la uña en alguna esquina, y se queda marcado, pero a los pocos segundos recupera su estado original. La tapa trasera de acero inoxidable va colocada con cuatro tornillos, y tiene la típica leyenda o símbolo de los “G”, lugar de fabricación y montaje –Japan movt cased in Thailand-, número de serie y código del modelo. Asimismo tiene cuatro grandes botones que yo nunca he accionado en el agua, por si acaso.
El armis no es muy ruidoso, se nota compacto, aunque tiene cierta holgura entre los eslabones.
El reloj, como tal, adolece de diversos fallos. Por ejemplo, los refuerzos que protegen el bisel y el cristal, ocultan parcialmente la correcta lectura si las agujas se encuentran a las doce o a las seis. Por ejemplo, le sobran un par de esferas digitales, cuya utilidad la verdad es que está bastante en entredicho. En general, el diseño es difícil de ver, más que nada por su carencia de estilo o funcionalidad. No obstante, la hora se puede ver, que es lo importante, si no con las agujas, con la pantalla digital rectangular situada a las tres. De la luminosidad en la oscuridad mejor no hablar, aunque supongo que es un detalle descuidado adrede al tener un botoncito para encender la luz en las zonas digitales.
¿Por qué lo tengo, pues? Me considero un esteta, pero a veces los amigos hacen regalos que no puedes rechazar… Y sin comerlo ni beberlo te ves usándolo más a menudo de lo que pensabas en un principio. Han sido tres años de jogging, windsurf, bici de montaña pura y dura, y últimamente mucha natación. También estuve un verano haciendo snorkel en Ibiza, bajando con asiduidad a unos seis o siete metros –a ojo de buen cubero-.
El tocho en la muñeca se lleva con bastante comodidad, y el único límite será su altura cuando lo queramos vestir con manga larga. No obstante, no creo que sea esa su función, la verdad.
Mi unidad lleva más de tres años sufriendo mucho sudor, golpes, polvo, montones de agua salada y clorada, y está como el primer día. Sólo se nota el paso del tiempo en pequeñas rayas en el armis, pero la caja está perfecta, así como el vidrio. No he tenido que cambiar la pila en todo este tiempo.
En resumen: el reloj estéticamente no hay por donde cogerlo; es práctico dependiendo de para qué lo quieras; la mayoría de sus funciones son inútiles; ¿he dicho que es feo a más no poder? Es un reloj que jamás compraría, ni para regalarlo, pero uno no puede elegir el gusto de los colegas…
Espero no haberles aburrido en demasía, y que se tomen esta review de forma más humorística que profesional. Tal ha sido mi intención, y espero que en el futuro mis aportaciones sean más interesantes.
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