Esta es la fantástica peli que me ha entretenido hoy en la sobremesa: "Charly y la fábrica de chocolate".
Como todo lo que venga de la mano de Tim Burton, hay que darle un voto de confianza, y más si viene acompañado de su actor fetiche, el señor Depp, en un papel que le viene como guante a la mano. Desempañando la tarea de interpretar a un atípico y genialmente mágico empresario de las golosinas chocolateadas, el tal Wonka nos muestra su peculiar factoría en un viaje de demostración acompañando a cinco niños.
Al final sólo puede quedar uno, y los demás se van descartando por ser, principalmente, maleducados y egoístas. Así, nos queda únicamente Charly, con quien Wonka entabla una relación especial que le hace volver a su niñez y recuperar el concepto de familia y el amor por los que le rodean.
Llámenme sentimental, lo asumo. Siempre lo fui, aunque reconozco que en esta ocasión no he llegado a llorar. Tampoco lo exigía el guión.
Pero la peli se ve muy bien, como todas las de Burton, a pesar de estar dirigida, en principio, a un público mayoritariamente infantil.
Conste que mis dos hijos disfrutaron como hacía mucho tiempo que no lo hacían viendo un filme, y se partían con las salidas de humor ácido y negro de las que el largometraje está plagado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.