Es que no puedo. Es que oigo un motor y tengo que volver la cabeza buscando de dónde procede el bramido. Y lo digo desde mi postración absoluta, y más en un día tan doloroso como ha sido el de hoy, horrible. He tenido que volver a ingerir altas dosis de analgésicos, supongo que por el inminente cambio de tiempo.
Igualmente, no puedo evitar quedar ensimismado ante cosas como ésta, desmoengendros, máquinas tan simples como bellas en su concepto particular. Hasta hace bien poco tener algo parecido a ello era un target vital para mí. Ahora, hoy día, todo se ralentiza a mi alrededor, los planes aparecen y desaparecen, y lo único que hay en lontananza es preguntas y más preguntas sobre el cuánto, el cómo, el cuándo.
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