Hoy, por fin, un mes esperando el día propicio -cuando no era la lluvia eran los truenos, si no un viaje familiar, un ágape navideño, o simplemente que mi cabeza estaba en otras cosas-, he podido estrenar la Santa Cruz Chameleon, aquel cuadro tan especial que monté con mucho cariño y planificación.
Aquí la tenéis, intentando camuflarse:
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Entremezclándose con la foresta |
La bici va genial, y me ha sorprendido porque es muy muy rápida. No lo esperaba por lo tocho de sus tuberías, pero los ángulos de sillín y dirección han quedado perfectos con la Pike a 140 mm. El invento de la piñonera de 12-36 ha ido de lujo para esta zona que he visitado hoy, los pinares entre El Portil y El Rompido, y no he echado de menos desarrollos más cortos ni más largos.
Esta otra toma con el celular me gusta especialmente:
He agotado la luz solar al máximo, me he pegado una buena sudada, y he llegado a casa con una sonrisa de oreja a oreja impresionante. Sin duda, ha merecido la pena.