Lo que puede que haya sido el último paseo entre los senderos del Enduro de Cartaya del año dos mil diez, se ha convertido en una aventura de tintes épicos. Después de semanas lloviendo, varias salidas abortadas, frustradas las quedadas con algunos amigos, por fin he podido probar mi nuevo buje Cristo Rey.
Aquí les pongo una prueba pictográfica en forma de positivización digital del evento:
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Pasa el tiempo, y más me gusta el velocípedo en cuestión. |
El Cristo Rey: es cierto y verdad que llevo años queriendo instalar en mi rueda trasera este buje, que al final he elegido de color azul. Mi principal interés era el peculiar sonido a carraca... que a la postre ha resultado ser muy silencioso, la verdad. Tengo entendido que con un poco de rodaje, la matraca va aumentando, lo cual me alegra y me incita a usar más esta bici en detrimento de las otras que poseo. Pero esos detalles estéticos me han llevado a otros felices descubrimientos. Un buje normal suele tener dos trinquetes. En algunos casos hasta tres o cuatro. Trinquetes que van deslizando sobre una superficie dentada con un total estandarizado de 24 dientes. Pues el Chris King no lleva trinquetes, sino dos piezas enfrentadas con una forma tallada a modo de engranaje helicoidal, que hace un total de 72, sí, setenta y dos dientes, o sea, el triple que un buje de los normales. Como consecuencia de esto, el momento de dejar de pedalear y volver a empezar, sobre todo en los desarrollos cortos trialeando, produce reacciones más instantáneas, no hay tiempo muerto y la potencia se transfiere directa y automáticamente. Otro punto es el momento de enganchar, que no es chocante, brusco ni doloroso, sino sutil, suave, delicioso. De esto último nadie me había hablado, todos se quedan en el detalle del sonido. Pero hay más. He podido sentir, con bastante felicidad, que se pierde menos potencia que con un buje normal de trinquetes. El trinquete, por su diseño, supone más piezas móviles sujetas a desgaste y flexión, amén de una superior fatiga por la relación presión/cantidad de material que tiene que aguantar dicha presión. El resultado es que cuando el CK engancha, se hace un bloque, no hay pérdida por ningún lado. De esto nadie me había hablado.
En resumen, he sido muy feliz hoy, la verdad, incluso cuando he atravesado algún riachuelo con poza incluida que me ha dejado la bici sumerjida casi cubriendo las ruedas: bujes, pedalier, pedales, y mi pierna izquierda hasta la rodilla dentro del agua. Aún así, todo ha funcionado a la perfección, y el agua no estaba nada fría, lo que me ha llamado la atención.
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