domingo, 24 de octubre de 2010

Sobre el gusto

Bueno bueno bueno. Ya estamos aquí, otra vez, y hoy hablare de aquella famosa frase de “para gustos, los colores”, o su otra versión, aún más imbécil si cabe, de “sobre gustos no hay nada escrito”.

Por favor, una vez más, recomiendo no hablar la boca para confirmar que se es un auténtico estúpido, badulaque que en su vida ha leído un libro, y mucho menos a dedicado un mísero segundo de su triste y deleznable vida a la observación de lo que le rodea.

Sobre el gusto hay mucho, y bueno, escrito. Y no de ahora, no, sino de hace casi tres mil años ya, que se dice pronto.

La estética.-

La estética es la rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio de la esencia y la percepción de la belleza. Formalmente se le ha definido también como "ciencia que trata de la belleza de la teoría fundamental y filosófica del arte". La palabra deriva de la voz griega αἰσθητική (aisthetikê) «sensación, percepción», e -ικά (ica) «relativo a». La estética estudia las razones y las emociones estéticas, así como las diferentes formas del arte. La Estética, así definida, es el dominio de la filosofía que estudia el arte y sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la disonancia.

Así de claro. Como toda ciencia, pues la estética se convierte en ello, tiene unos parámetros definidos, y por supuesto conocidos, aunque lógicamente no por toda esa maraña de ignorantes zafios que enarbolan la bandera de la libertad del gusto haciendo gala, incomprensible y zafiamente, de una escasa o nula preparación para las relaciones interpersonales en general. Yo, por lo menos, intento no relacionarme con gente sin criterio que suele pensar así. Porque yo lo valgo.

Fuera aparte las modas impuestas por catálogos de marcas de ropa, peluqueros, cocineros, y profesionales del mercadeo vario que inunda nuestra sociedad hoy día, y que habitualmente son seguidas por el hombre-masa al que aludí en una entrada hace unos días, y que son fiel reflejo, una vez más, de la falta de valores, criterio, personalidad, firmes convicciones y seriedad de la comunidad global en la que malvivimos, hay un mundo ideal, lógico, bello e inmutable, y el que no se quiera dar cuenta, no merece vivir porque no está haciendo nada por la humanidad, por el hombre como concepto.

Y no me enrollo más, que sé que este tema da para mucho, y no es plan de escribir un tratado de miles de páginas, simplemente porque ya existen varios y no me gusta ser plagiador ni reiterativo.

Agur.

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