Sí, caí una vez más. Fui al cine, aprovechando un momento de debilidad, a ver Eclipse. A pesar de tenerme por cinéfilo y semientendido, cometí un craso error. Sí, sí, sí.
No daré más circunloquios: la peli es una puta mierda. No, me quedo corto: ES UNA PUTA MIERDA, así, con mayúsculas, o sea, que es una mierda mayúscula. No me regodearé más, porque tampoco es el tema de esta entrada, aunque tengan en el film cierto protagonismo los licántropos...
Hace unos meses ya comenté mi viaje a Roma, donde pude extasiarme contemplando en vivo y en movimiento varios Quatroporte:
Acojonante!!!!
Su sonido en directo es divino, auténtico, fantástico, maravilloso. Es como debe sonar un auto de ese tipo, con esa imagen, con ese pedigrí. Y viene a cuento porque hoy he visionado el tercer capítulo de la temporada 15 de Top Gear, programa del que me considero un seguidor acérrimo. En dicho episodio, prueban el Maserati, el Aston Rapide, y el Porsche Panamerda. Y sí, obviamente, los presentadores/probadores han hecho mención continuada del acojonante ruido que desprende ese motor de origen Ferrari. Pone los pelos de punta y te eleva al séptimo cielo de los sonidos automovilísticos, porque uno no espera que un bicho de cinco metros y dos toneladas suelte ese aullido por los escapes.
Mancantao, simplemente. Si alguien tiene oportunidad de ver a un conductor a sus mandos en un semáforo, no duden en pedirle, por lo que más quieran, un par de acelerones en vacío: de ese modo comprobarán porqué me empalmo hablando de ese vehículo.