He aquí la fusión de dos mundos: el heptacampeón sobre una Desmosedici, correctamente ataviado y pilotándola con plenas facultades.
En cambio, nuestro españolito, que cumple todos los tópicos del españolito medio -bajito, moreno y usualmente cabreado-, liándola para encaramarse en la D16 oficial... ¿Pero es que este chico no se ha montado en una moto en su jodida vida? ¿O qué? Es sencillamente ridículo.
Ridículo, a todas luces.
No obstante, le felicito públicamente por el resultado que obtuvo ayer.
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