Hay que darse cuenta. Unos no se enteran nunca. Otros lo ven desde muy temprano. Pero la mayoría no reaccionan como debieran. Y hay que reaccionar, porque algún día esto se acabará y ¿qué te queda?
No es nada nuevo. Es una inquietud ancestral, pero en nuestra actual sociedad, dirigida en gran parte sin que ni siquiera nos percatemos, pasamos de puntillas sobre este tipo de conceptos.
Señoras, señores: un día te acuestas, y por la mañana te levantas; otro día de vuelves a acostar y te levantas de nuevo a la mañana siguiente. Y llega un día en que te acuestas y ya no te vuelves a levantar, y da igual, repito, da igual, que tengas ochenta y dos, cincuenta y cuatro, cuarenta y tres, o veinticinco años. Incluso muchos bebés mueren súbitamente con pocas semanas de vida. ¿Ahora qué? ¿eh?
Pues sí, amigo Pedro, ¿ y ahora qué? La vida son dos días y uno llueve, así que, ese día, hay que vivirlo intensamente. Y si es con buenos amigos , mejor ¿ verdad?
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