domingo, 3 de febrero de 2013

cita:

cita:

The most terrifying fact about the universe is not that it is hostile, but that it is indifferent.

Stanley Kubrick

cita:

cuida tu cabello

rideyourbike:

taeblog:

The lack of shifter cables bothers me intensely.

my first thought too.

The terribly photoshopped hair is what I noticed first.

sábado, 2 de febrero de 2013

Summit

Versión más avanzada de la Klunky, con algunos cambios. El más apreciable es la eliminación de las punteras deslizantes, a favor de unas más básicas y simples punteras horizontales, en pro de facilitar la producción final. Esta solución me obliga a usar una rueda trasera con cierre por tuercas si quiero montar singlespeed, pero no es tan malo después de todo: ya estuve así hace mucho con la Specialized P2, y hace mucho más con las BMX de la preadolescencia...

El objeto en cuestión:


More info at: bikecad.ca

Nuevo spot

Una de las cosas más desesperantes y a la vez atractivas de los deportes náuticos es que no puedes practicarlos siempre que quieres. Es desesperante porque a veces pasas demasiado tiempo esperando a que las condiciones se den. Es atractivo porque cuando las condiciones se dan, lo coges con muchas ganas y quieres aprovechar a tope porque no sabes cuándo será la próxima.
Por desgracia, a pesar de vivir junto a la costa, la zona de Huelva no es precisamente la Meca del viento: a partir de la primavera soplan vientos térmicos, suaves, de componente Suroeste o Poniente, ideales para el aprendizaje y la navegación más o menos tranquila; en cuanto pasa el calor, a partir de Octubre más o menos, estamos condenados a esperar alguna borrasca que deje un par de buenos días de viento más o menos fuerte, y con suerte algunos días de viento Norte un poco impracticable, muy racheado y, sobre todo, frío...
De modo que hay que buscarse la vida y aprender los sitios para navegar según las condiciones de viento y marea.
Hoy he estado con el maestro en un spot al que nunca había acudido y la verdad es que le tenía ganas: Isla Canela.
En el extremo más occidentas de la costa andaluza, lindando con Portugal y aprovechando la desembocadura del Guadiana, encontramos esta playa en la que se forman zonas extensas de poca profundidad, más o menos por la rodilla, en las que se puede navegar con Norte cuando la marea está baja. Hoy ha ocurrido tal cosa, y he disfrutado muchísimo. La oportunidad ha sido irrechazable, a pesar de estar cansado por tres días seguidos en la nieve, como ustedes ya saben (o deberían saber).
Nunca he navegado con viento tan racheado y tan fuerte al mismo tiempo, y tal ha sido el ímpetu de Eolo, y sus caprichosas idas y venidas, que he pasado por los siguientes dos trances: una vez, dando la vuelta, en pleno giro ha subido la racha y he salido, literalmente, volando, dejando la tabla pegada al agua, sí, he despegado en sentido vertical un par de metros; en otra ocasión, de repente, ha bajado tanto la fuerza del viento que la cometa se ha caído, carente de la más mínima sustentación. En fin, son cosas que te ocurren en el agua, cosas que te enseñan a estar preparado para todo, y que te curten.
El balance ha sido muy positivo y hemos estado en el agua una hora y media. Yo no me daba cuenta de que estaba agotado, sólo algún cansancio puntual por una postura forzada durante unos segundos, pero al salir y recogerlo todo me he dado cuenta de que abandoné el agua en el momento justo.

Una toma del sitio, cortesía de mi compañero y maestro:


Con la navegada de hoy, ya van cinco este año. El porcentaje de días navegables es ridículo...

freesurfers (II)

El Río es, en la estación de Sierra Nevada, un hito en todo aprendiz de la nieve. Uno empieza, habitualmente, por las pistas más llanas de Borreguiles, y poco a poco va subiendo escalones. Y cuando acaba la jornada, si uno se siente valiente y con técnica suficiente, se lanza por esta pista que une la zona de los bares y cafeterías de arriba con la urbanización de abajo. Y no es que El Río tenga especial dificultad.
En verdad tiene tres puntos más inclinados donde se suelen formar tapones porque los novatos paran a pensárselo un poco, pero es cuestión de bajarlos frenando un poco más y ya está.
Cuando uno lleva tiempo bajando, acaba buscando esas bajadas más radicales, los puntos con más nieve suelta para hacer los giros y que la tabla apoye bien, y las bañeras para dar saltos.
Cuando uno lleva todavía más tiempo bajando, nunca baja por El Río, sólo al final de la jornada, y es preferible irse a otras pistas menos transitadas y con mayor dificultad técnica, pues es esa misma dificultad la que sirve de acicate y espuela para divertirnos y evolucionar.
Todo lo dicho sirve para el esquí y para el snowboard. Aunque yo prefiero el snowboard, por mis orígenes skaters, no desprecio (como otros muchos) al esquí, al que considero un deporte técnico y difícil de hacer bien. A ver si me explico: bajar con unos esquís en los piés no es difícil, cualquiera es capaz de aprender en un fin de semana, igual que con el snowboard. Pero bajar bien, ver a alguien esquiando con estilo, es raro y difícil, exige años de técnica depurada, buen material, condiciones idóneas. Bajar bien con tabla de snow tampoco es fácil porque exige mayor fuerza física y también más resistencia, según mi experiencia con ambas modalidades.
Yo no soy un talibán del snow, como sí lo son otros muchos, pero los más talibanes son, sin duda, los esquiadores. Algo similar ocurre con el windsurf y el kitesurf, pero ese es otro tema tan estéril como éste, y no pienso dedicarle ni una palabra más.
Sea como fuere, a mí me encanta la nieve si es para praticar snowboard, pero confieso que más de dos o tres días ya me harta, y lo malo de estar en una estación de invierno es que no puedes hacer otra cosa...
Me maravilla lo que se ha montado alrededor de todo esto: cómo se ha construido toda una urbanización para explotar los deportes de nieve. Instalar todos esos remontes y máquinas de nieve artificial, y todos los servicios anejos que ello conlleva es algo increíble desde mi punto de vista. Y me parece glorioso que un deporte tan técnico y tan de temporada haya logrado algo así.

Y todo esto para decir "yo estuve allí". No tan sencillo, oh, amigos. Haciendo uso de la aplicación Endomondo para el gayfon, tuve curiosidad por descubrir cuál fuera la velocidad a la que uno puede bajar por El Río, de modo que aquí están los resultados sin trampa ni cartón:



Fue la última bajada después de tres días de nieve. Los resultados son fácilmente mejorables, sobre todo si se me hubiera ocurrido hacerlo el segundo día, que siempre es el mejor para mí. En fin, ahí está. Me servirá para comparar con otra ocasión en la que vuelva a Sierra Nevada.

rancio abolengo

Suzuki Katana un pelín puesta al día

GSX

cita:

Una civilización que deja un número tan grande de sus participantes insatisfechos y los conduce a la revuelta no tiene ni merece la perspectiva de una existencia duradera.

Sigmund Freud

viernes, 1 de febrero de 2013

freesurfers

Perdónenme, oh mis pocos fieles seguidores, por la ausencia reiterada de estos últimos días. Estuve en la nieve, después de dos años, comprobando si aún recordaba cómo surfear la montaña.
Ah, pero eso no se olvida, es como montar en bici, o nadar. ¿Cosas de la memoria muscular? Seguro que algún neurólogo tendrá su apostilla sobre esto, pero la verdad es que no me interesa especialmente.
Lo que me interesa, lo que me gusta, es haber podido disfrutar de las sensaciones, y del rendimiento de mi cuerpo. Terrible el primer día, entonado el segundo, lanzado cuesta abajo cortando la nieve con el romo canto de la tabla de alquiler.
Una gran suerte el haber disfrutado de los tres mejores días de la temporada 2013, sin duda, junto a unos amigos, junto a mi inseparable limitador -cuando se trata de acercarse a la estación de esquí más meridional de Europa-, y con mis dos cuervos, a quienes he aleccionado convenientemente en el arte del surfeo.

No hay muchos pictogramas relativos a esta visita al término municipal de Monachil, pero me ha gustado éste que ahora les presento, y no me pregunten porqué:



Ahí, sentado, justo al lado del remonte, esperando a que mis acompañantes saquen una generosa ventaja para poder disfrutar de mi bajada...

Cambiando de tercio, y en una ofrenda a los dioses del surfeo, si es que tal cosa existe -que me da a mí que va a ser que no...-, especialmente dedicado, una vez más, al nen, el Sergi, aún convaleciente de su fractura de tiba y peroné por culpa de mezclar bicis de descenso con vía pública y calles empinadas con curvas ciegas. Se trata de un corto/documental llamado "Red Code", sobre unos tipos que, convenientemente patrocinados por cierta marca de trajes de neopreno y tal y cual, buscan una determinada ola, una ola brutal, algo sólo para locos. La filmación es magistral, algunas tomas son impresionantes, tanto las del principio mostrando la belleza del fondo del mar -glups-, como las del meollo del asunto deslizándose empujados por esa pared inmensa, ese dragón cabreadísimo, esa masa casi deforme de potencia hecha líquido elemento.