viernes, 20 de diciembre de 2024

cita

  “En todo trabajo intelectual hay tiempo para algo de aventura, aunque solo sea porque hay una buena dosis de riesgo en encontrar un buen problema, saberlo definir, plantearlo y resolverlo, y también el riesgo de equivocarse

L. Diez-Picazo

lunes, 16 de diciembre de 2024

El desmo se muere

La plataforma que explota los derechos de emisión de MotoGP, para rellenar con contenidos estas fechas entre calendarios, nos hace entrega de un documental titulado "La vida en rojo", con el que se pretende contar la historia de Ducati en el Mundial. Pero no sólo no han sido capaces de encontrar un título original, sino que se omiten hitos importantísimos en la historia del fabricante, se pasa de puntillas sobre la actuación de Casey Stoner y otros pilotos modernos, y, cómo no, se presta especial atención al sempiterno MM93, que como quien dice llegó ayer a las filas de Borgo Panigale y aún no ha hecho absolutamente nada por la marca.
Todo eso no sería poco importante si no fuera por ciertas afirmaciones que se hacen sobre el fondo histórico y casi filosófico de Ducati, sobre todo cuando habla este señor:


Don livio Lodi, quien confiesa que lleva 27 años en la firma y unos 25 al frente del museo, casi se emociona cuando habla del "desmo", tildando nada menos de casi una religión para el fabricante. Esta peculiaridad mecánica que viene de los años sesenta cuando lo introdujo Fabio Taglioni, el ingeniero que entonces estaba al frente del apartado técnico (conocido como Doctor T), siempre ha sido un elemento diferenciador y propiciador de una ventaja mecánica que posibilitó innumerables victorias en la trayectoria deportiva de Ducati (que el documental pasó por alto). 
Como el chasis multitubular, la preferencia por los bicilíndricos en ele, y la distribución por correas, introducidos en los años ochenta con los motores Pantah, condicionaron el diseño, la estética y el funcionamiento de unas motos que tenían sus peculiaridades, eran diferentes, pero efectivas y manejables, y quedaron tan implementadas en el ADN de la marca que estos conceptos iban indisolublemente unidos a su imagen. Una Ducati tenía que tener dos cilindros en uve tumbada, correas, desmo y chasis multitubular, y no podía ser de otro modo.
No podía ser, hasta que Volkswagen adquirió Ducati, y su primer movimiento fue eliminar de un plumazo los chasis tubulares e introducir cadena de distribución para eliminar las correas. El desmo era intocable entonces. Pero estaba en los planes. En esta nueva era donde lo importante no es la diferencia, sino el pleno y máximo beneficio económico, había que prescindir de un sistema que era más caro de producir y más complicado de poner a punto, sobre todo cuando la calidad de los materiales no obligaban a sustituir los muelles de las válvulas. No tenía sentido seguir con el desmo si un muelle hacía la misma función con menos piezas y más baratas, si no había que mover válvulas grandes y pesadas, manejar las inercias de grandes cilindros que llegaron a ser de casi 650 cc. 

Y viene ahora el señor Lodi a contarnos la siguiente milonga:



Pues entonces, querido Livio, Ducati es una hereje de su propia confesión, comete sacrilegio, es una pecadora tremenda. 
No nos venda usted la moto (nunca mejor dicho), porque no cuela. Cuando incluso su primer espada añadio la palabra "desmo" a su nombre y se lo hizo coser en su mono de cuero, cuando hay miles y miles de aficionados que amaban la diferencia, la distinción de llevar algo único entre las piernas, querían tener una máquina especial, viva, casi sintiente y palpitante: 


 Hace un par de años ya introdujeron el motor  de la nueva Multistrada V4, que llamaron "V4 Stradale", algo así como "V4 de calle", para diferenciarlo del V4 de la Panigale (destinado a la pista, supongo), que rendía menos potencia y lleva distribución por muelles, sin desmo. Aquello fue acogido con alegría por esa legión de recientes usuarios que desconocen la historia, las causas y las consecuencias, y sólo veían que tenían un motor poderoso y "barato de mantener" en comparación con lo que era antes. 
Es como cuando las compañías telefónicas prefieren poner mejores condiciones para captar nuevos clientes, a mejorar las condiciones de los clientes de toda la vida para mantenerlos. Es un desprecio al cliente fiel, una traición al leal seguidor.
Son cosas de sentimiento, es decir, sentimentalismos, y aunque se sabe que lo sentimental vende, sólo lo hace hasta cierto punto. Hay que ser prácticos, y los tiempos en que Ducati, como Ferrari, fabricaba y vendía motos para poder competir, ya pasaron, y ahora es precisamente al contrario: quieren competir y ganar el domingo para vender el lunes (uno de los lemas de Soichiro Honda, fíjense para lo que ha quedado Ducati).
A Ducati no le importan los ducatistas de toda la vida, le preocupan los ducatistas de mañana, los que querrán comprar una moto roja por el nombre, aunque ni sepan lo que eso significa (o significaba, más bien). 

Con la introducción del nuevo motor de 890 cc sin desmo que sustituye al último "testastretta", que elimina tanto las correas de distribución como el desmo de sus culatas, y que dará vida a las nuevas Panigale V2 (que en verdad se debería llamar Supersport) y Streetfighter V2, y ya se ha anunciado que hará lo propio con la Multistrada V2, así como con la Dessert X y la Monster, estamos ante la confirmación del cambio de paradigma que supuso la entrada de VAG en Bolonia, que ha significado simplemente la eliminación poco a poco del carisma, y la sustitución por una ideología de fabricación que en poco se distingue ya de cualquiera de sus anodinos rivales nipones. 

¿Quién iba a decir hace unos años que la verdadera genética Ducati iba a residir únicamente en ese extraño experimento de las Scrambler? 

Hago un tremendo facepalm y dejo ya el tema.

viernes, 13 de diciembre de 2024

jueves, 5 de diciembre de 2024

El Flite Ti se fue al palco

El sillín Selle Italia Flite Ti tan especial que monta mi Hei Hei restomodificada, con la piel naranja y que tanto me costó conseguir hace casi trece años ya, ha dicho basta.
Lo busqué y lo puse porque es un sillín tope de los años 90, igual que la bici, para que fuera un poco a juego, y el color lo quería para que pegara con el resto de componentes. Sus formas con agraciadas e intemporales, y sus materiales y construcción son de primera, además con raíles de titanio, y un peso entre 210 y 220 gramos, que está muy bien. 
Pero nunca fue un sillín cómodo, al menos para mí, lo que no quita que lo sea o lo fuera para muchos. El caso es que cada culo es un mundo. Además, su diseño es anterior a la introducción de los canales antiprostáticos que hoy día tienen ya todos los asientos de bici.
Por tanto, me alegro y me disgusto a partes iguales.

Véanse en las siguientes tomas los desperfectos acusados por el tiempo y el abuso:




He adquirido un sillín WTB, famosos por su comodidad, de procedencia Kona, así que tiene un pequeño logo de la marca que hará juego con mi Hei Hei modernizada. Ya lo he probado en la oscuridad del garaje comunitario, y estoy francamente contento, pareciera que voy ahora sentado en un sofá.

 

Más problemas mecánicos y sus resoluciones





 Ya se adquirieron todos los componentes necesarios para el montaje del motor de la Husqy 350 FE, entre otras cosas un nuevo conjunto cigüeñal-biela, un pistón completo, rodamientos, juntas y retenes varios.


Primero vamos a extraer los rodamientos a cambiar, que serán los "main bearings", que sujetan al propio cigüeñal y sufren mucho. Para facilitar la labor, se calienta el semicárter con un "lamparín" en este caso, y así, al dilatarse el aluminio que rodea al rodamiento, será más fácil su extracción:


Algún certero martillazo con el útil apropiado y acaba saliendo:


Para ubicar el nuevo rodamiento, que previamente teníamos metido en el congelador del taller (para que se contraiga), se utiliza también un útil que centra el mismo. El de un lado fue sin problemas, pero al ir a meter el del otro lado... Jesús A., que se encontraba de espectador, advirtió, menos mal, este pequeño desastre:



La causa es ignota, aunque existen teorías al respecto.

Sea como fuere, así no se podía montar el motor. Antes de comprar unos semicárteres nuevos (se venden por parejas), había que intentar la reparación, ya que el daño no está en zona estructural, sino en un conducto por el que pasa el aceite a presión para enfriar el pistón desde abajo. Se llevó a una empresa dedicada a rectificaciones y soldaduras industriales, y este fue el resultado:


Esperando que no hubiera sido afectado el plano de apoyo de ambos semicárteres, Antonio L. decide seguir adelante con el montaje. Para ello, hay que controlar la holgura axial del nuevo cigüeñal, para lo que se usa un comparador y se mueve manualmente el cigüeñal de lado a lado con los cárteres cerrados y apretados. Tras dos intentos, y usando las respectivas arandelas de ajuste, se deja en tolerancias según manual. 
Lo siguiente es montar unos nuevos casquillos de apoyo, y para ello enfriamos primero el sitio donde tienen que entrar con un spray especialmente fabricado al efecto (peligroso rociarse sobre la piel):



Inmediatamente después se introduce el casquillo con una herramienta especial previamente calentada:


Y se termina de ajustar en su alojamiento con un cuidadoso golpe:


Poco a poco, el interior del motor va cobrando forma. Ahora es el turno de los árboles de transmisión de la caja de cambios, así como el tambor selector y sus horquillas:


Esto costó bastante trabajo porque lo estábamos haciendo en el semicárter izquierdo -como es habitual en las motos japonesas-, cuando hay que hacerlo en el derecho y no nos habíamos dado cuenta hasta que no revisamos el manual, porque ¡no se explicaba tamaña complicación! 
Lamentablemente, no hay foto del montaje en el semicárter correcto, pero se hizo y se comprobó que todas las velocidades entraban y salían adecuadamente, y que todo giraba correctamente. 
Hay que señalar que antes de colocar estos engranajes y mecanismos, Antonio L. hizo un cuidadoso lavado y engrase de los cárteres.
Sólo quedaba cerrar, aplicando pasta de juntas, pero ya se nos había hecho muy tarde y lo dejaríamos para el siguiente día. 
Téngase en cuenta que estas operaciones se llevan a cabo después de la hora del cierre al público del taller de Antonio L., y el tiempo del que disponemos es limitado.

Es muy bonito ir haciendo los pasos, y se aprende mucho, pues en este caso se trata de un motor casi de competición, y todo va muy ajustado y es muy ligero. Mecánica pura de un motor moderno (de 2020), auténtico estado del arte actual (state of the art). Desde aquí quiero dar las gracias a Antonio L. por permitirme ser partícipe de esta curiosa empresa, que estoy disfrutando mucho. 

martes, 3 de diciembre de 2024

Singletrack fury: volviendo por lo marrón

Es curioso lo rápido que pasa el tiempo a veces. Hacía meses, desde el principio del verano, que no montaba en una de mis bicis todoterreno, siempre esperando que pasara el seco y caluroso clima que llena de polvo y de incómodos bancos de arena mis senderos favoritos. 
Pero tras las últimas lluvias, y pasados unos prudenciales días para que el suelo absorba el exceso de humedad, no pude resistirme a salir con mi dinglespeed a disfrutar de una memorable mañana en la que quise revisitar algunos de los más espectaculares senderos de la zona, y además pude investigar la marcha de las obras de construcción de un nuevo carril bici que parece que va a unir El Portil con El Rompido.

La Hei Hei bien, como siempre. ¡Gran bici!

 

lunes, 25 de noviembre de 2024

Cosas del enduro

Cuando mi amigo Antonio L.A. se compró una moto de enduro, Husqvarna FE350, poco imaginaba él que esa afición iba a ser tan gravosa. Cuando no era un radiador doblado, era un embrague que no iba bien, o unos rodamiento de la rueda trasera, el subchásis torcido o con juego en las cogidas, o un plástico roto... siempre había algo. 
Conociendo a Antonio, tampoco me extraña, dado que le gusta lo extremo y no se arredra ante ningún obstáculo, y se aburre con lo cotidiano y lo facilón.
Para rematar su primera temporada endurera, al final de la misma tuvo una colisión con algo que sobresalía en la margen izquierda de un camino, el polvo de otro "piloto" que le precedía le impidió verlo con más antelación. Tuvo el tiempo justo para apartar el pie izquierdo de la estribera, y salió despedido por los aires como disparado por una catapulta, aterrizando en un gran terraplén lleno de piedras y matojos.  Dada la velocidad a la que circulaban, aunque no fuera mucha, el vuelo y las posteriores volteretas fueron serios, y las consecuencias fueron diversos moratones y contusiones sobre su ya castigado cuerpo. 
La Husqui se llevó peor parte, con resultado de tapa de motor destrozada, estátor deformado y roto, y volante de inercia también doblado e irrecuperable. Antonio dejó pasar los meses de verano, y cuando ya logró tener todos los recambios y llegaron las primeras lluvias, se puso a montarlo todo, pero antes de cerrar el motor definitivamente quiso comprobar, y menos mal que lo hizo (en un alarde de imaginación o acto de ponerse en lo peor), el correcto centrado de la punta del cigüeñal que había recibido el golpe, y menos mal que lo hizo, pues tenía una pequeña desviación que se notaba a simple vista con el giro del volante de inercia. Un palo gordo, anímico y económico, pues seguramente un cigüeñal nuevo sea la pieza más cara del motor, y además se aprovecharía para cambiar pistón, rodamientos, retenes, juntas, etc.
Después de una hora y veinte minutos, entre los dos, llegamos a este estado:

Ahí tienen ustedes a la vista las entrañas de un motor Husqvarna 350 4T (KTM en realidad), un monocilíndrico sencillo dentro de lo que cabe, ligero y pequeño, pero potente. 

Antonio fue con el cigüeñal a JBD Competición para comprobar con exactitud la desviación, y quedó cifrada en tres décimas de milímetro, suficientes para producir vibraciones perniciosas, y seguramente roces entre volante de inercia y estátor, que llevarían a un pronto desastre mecánico:  


Sólo queda esperar las nuevas piezas y proceder al meticuloso montaje y posterior periodo de rodaje, ya que prácticamente todo el tren alternativo será nuevo. 

Emoción y aventura

Mi hijo mayor, que cursa estudios de postgrado en Dos Hermanas, provincia de Sevilla, se trasladó a vivir durante los meses lectivos a casa de su abuela materna, sita en la misma localidad. Quiero creer que ambos se benefician mutuamente de la convivencia en común, aunque sé que uno de ellos aprovecha la simbiosis para mayor beneficio propio...
Para que no abuse del vehículo propio de la abuela, y pueda tener un mínimo de independencia en el apartado de la movilidad urbana -e interurbana-, decidimos que sería quizá conveniente que tuviera a su disposición la Piaggio Liberty 125 3V, conocida entre nosotros como "la motillo", para esos desplazamientos desde casa a la universidad, así como a las canchas de tenis y futbito donde desarrolla algunas actividades deportivas. Pero surgió el problema del traslado de la motillo hasta Dos Hermanas, dado que este pequeño vehículo no está pensado para recorrer esas distancias -unos 100 km desde Huelva-. 
Llegué a buscar furgoneta de alquiler, que deseché por su elevado precio y disponibilidad poco conveniente. Mi amigo Antonio L. me ofreció la suya propia, pero prefiero no abusar así de nuestra amistad, salvo caso absolutamente necesario. Y quedaba la tercera opción: conducirla yo mismo en un viaje que preveía podía ser simpático, rocambolesco, posiblemente accidentado, y sobre todo aventurero.
Para no forzar la máquina, me propuse establecer una velocidad media sobre los 70 km/h, y además salir temprano para aprovechar el fresco de la mañana y que fuera más refrigerado el motor (teniendo en cuenta que es un motor muy sencillo refrigerado por aire). También programé una parada técnica para descansar el motor y mi espalda más o menos a mitad de camino.

Sobre las 10:30 estaba en ruta por la A-474 (evitando la autopista, claro), previo llenado absoluto del pequeño depósito de gasolina, hasta completar las siete rayitas que el aforador mide y se muestran en el display informativo. Enseguida alcancé la velocidad de crucero prevista, y creo que es la correcta, pues ya iba bastante revolucionada la pobre motillo, que aún no sabía lo que le esperaba. 
Fui pasando por San Juan del Puerto, y rodeando Lucena del Puerto y Rociana del Condado.
Tenía mucho cuidado de no forzar, sobre todo en alguna cuesta arriba como la que me encontré rodeando Lucena. Salvo alguna recta más larga, yo iba tan feliz a ese ritmo, sobre todo porque había poco tráfico, y el clima acompañaba, fresco, pero no demasiado.
En Almonte decidí hacer la parada prevista, y me tomé un café con leche sentado en la terraza de un bar en la travesía. No quise tampoco que aquello se eternizara, por lo que pronto, y tras cambiar el agua al canario, arranqué de nuevo hacia Hinojos, Pilas, y Aznalcázar, llegando a Bollullos de la Mitación, donde giré a la derecha hacia Almensilla y Coria del Río, donde habría otra parada obligatoria para cruzar el río Guadalquivir en la famosa barcaza:


 Ya quedaba muy poco para llegar al destino, pues pasado el trance acuático, Dos Hermanas estaba ya a tiro de piedra. En total unos 110 km, y aún quedaban tres rayitas del medidor de capacidad del pequeño depósito de gasolina de la Liberty, un consumo asombrosamente bajo que calculo entre los 3 y los 3'5 litros a los cien. Salvo un leve olorcillo a quemado cuando la aparqué en casa de la suegra, la motillo aguantó perfectamente, consumando así una curiosa experiencia que algún día tendré que repetir de vuelta, seguramente. 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Fisura en el colector. La rubia está viejuna...

El lunes siguiente a la última cita del Campeonato del Mundo de Superbikes celebrada en el Circuito Angel Nieto de Jerez de la Frontera, Pirelli organizó un día de tandas para aficionados, igual al que fuimos en Portimao en la primera del 2023 cuando se averió la 749.
En esta ocasión, justo un mes más tarde la tanda en la que tanto A.L.A. como yo nos dimos un paseo por la agricultura en Nieto y en Peluqui, respectivamente, no ha habido salidas de pista, y he bajado un par de segundos -sólamente, pues vengo a menos...-. Echamos un buen día de circuito, como en los viejos buenos tiempos, otra vez con A.L.A. y también con J.A. "El Veneno", disfrutando del buen tiempo andaluz y mucho ambiente en el box.
Pero al final del día la moto sonaba diferente, y pronto descubrí porqué:


Muchos años -acaba de cumplir 20 años la abuela-, muchas vibraciones, muchos kilómetros -más de 80.000-, mucha fatiga de material. Y uno se tiene que pensar lo de volver a entrar en pista con esta moto, que tiene sus achaques. Es una máquina fenomenal para carretera de curvas... pero sus días de circuito ya pasaron, por prestaciones y por fiabilidad.

Menos mal que nuestro amiguete Vicente, a quien le gustan estos menesteres, lo ha podido solucionar con su "máquina de soldadura por hilo". Yo eso es un campo que ignoro completamente, y me da mucho respeto. No soy muy amigo de las chispas ni de la electricidad.
Este es el resultado de la reparación:



Parece que ha quedado bien reforzado, espero que me aguante hasta el final de la vida útil del resto de la motocicleta... Una junta nueva donde el colector se une al silenciador, y ahora suena flojito, jajajja.
Además, Vicente me grabó un time-lapse de la operación:





 

jueves, 14 de noviembre de 2024

inquilino no deseado

Estos días atrás notábamos primero unos ruidos inusuales, como unos roces en la pared, un rascar. Espe lo sintió una noche en la esquina del dormitorio más cercana a ella cuando estaba en la cama -planta alta-. Yo no oía nada.
Así estuvimos un par de días. Al tercero hicimos limpieza general en la habitación, movimos los pocos muebles que hay, revisamos unas bolsas en las que guarda bolsos y zapatos y cosas de mujeres.. pero nada. Yo pensé que sería algún tipo de insecto que ya se habría ido a otro sitio.

Pero hete aquí que en otro par de días, mientras se preparaba el desayuno en la cocina -planta baja-, Espe vio por el rabillo del ojo que la cabeza de un pequeño roedor se asomaba por debajo del frigorífico, y gritó horrorizada. Bajé corriendo desde el cuarto de baño, medio en bolas, y me lo contó casi temblando. Auténtico pánico a estos simpáticos animalitos.
Saltaron, ahora sí, todas las alarmas. Se procedió a cerrar siempre la cocina, tanto la puerta que la conecta con el resto del hogar como la que accede al patio particular. 
Espe compró un tubo de pegamento especial para cazar roedores, y lo aplicó en tres o cuatro cartones en los que puso como cebo un poco de salchichón -no sé de dónde sacó la idea- que repartió a su buen entender por el suelo.
A la mañana siguiente entré yo primero, y escuché un ruido en la alacena. Mi mujer observaba de lejos, desde la puerta. Abrí la despensa del todo, y allí estaba. Yo con el palo de la fregona le animé a salir, y de un saltó pasó volando por delante de mí y se introdujo como una exhalación por un agujerito entre los muebles de la cocina. Fue muy rápido, y el tío lo tenía como estudiado, se dirigió directamente al sitio. También se descubrió una manzana roída en el frutero que hay sobre la encimera. Y además había movido uno de los cartones. Se recolocó en su sitio, justo en un vacío que había entre el lavaplatos y el plinto de los muebles, que sería uno de sus puntos de entrada y salida a su guarida tras los dichos muebles de la cocina. Se procedió a limpiar toda la encimera de restos de comida como bollos de pan duro, fruta -salvo dos granadas-, etc., y pusimos un taburete para asegurar la puerta de la despensa -para que no quedara entreabierta-.
Al siguiente día, nuevamente movido el cartón, al que habíamos añadido unos frutos secos, atacó a una patata previa rotura de la bolsa en la que se encontraban. Tuvimos que tirar el resto de las patatas. Espe compró dos trampas modernas de plástico que son como la boca de un cocodrilo que se cierra al mínimo contacto con el punto donde se coloca el cebo.
Al tercer día de la instalación de nuestro amigo en la cocina, descubrí que le había hincado el diente a una de las granadas. Una de las trampas de plástico habíase cerrado sin lograr capturar nada.
Compré otras dos ratoneras clásicas de madera en "Aquilino Vidal", con diversos tipos de cebo: queso, nuez, manzana. 
Al cuarto día nada. Parece que el animal se movía con total soltura por el campo minado en que se había convertido nuestra cocina,
Al quinto día, el hambre apretaba. Se comió, con total atrevimiento e impunidad, los frutos secos que había en los cartones y en los cocodrilos de plástico. Por supuesto, no cayó en ninguna de las trampas. Este bicho había llegado a nuestro domicilio bien aprendido, ¡sabía latín, griego y matemáticas!

Empezábamos a estar desesperados, nada funcionaba. Conté el caso en la oficina, y María C., que hace un tiempo también tuvo un visitante, me aconsejó deshacerme de todo lo que había puesto, y utilizar un cartón de muy generoso tamaño, con el cebo en el centro, y todo bien rodeado de pegamento. Tenía que ser el cartón tan grande que cupiera el roedor completamente, obligándole a entrar todo su cuerpo, rabo incluido, si quería acceder al manjar.
Así lo hice, gasté dos tubos de pegamento, y puse en el centro un par de nueces, a lo que Espe añadió unas almendras laminadas que usa ella para respostería. Lo dejamos en el centro de la cocina después del almuerzo del sexto día, sobre las cuatro de la tarde. A las siete y media me encontré con esto:


El maldito tenía en la boca un trozo de nuez, y puedo decir que cayó y murió haciendo lo que más le gustaba: comer. 
Mientras mi hijo menor Pepe tomaba pruebas videográficas del suceso, yo procedí a deshacerme del problema del siguiente modo: doblé el cartón por la mitad, ante la inocente mirada del singular mamífero, que me bufó de un modo felinamente agresivo, y arreé un fuerte pisotón en el sitio donde calculé que debía estar la cabeza. Un leve chillido se escuchó, y rápidamente aticé dos o tres pisotones más para acabar con su sufrimiento. Pepe desdobló levemente el cartón para comprobar el estado del ratoncillo, que ahora nos daba pena, y su piel estaba completamente llena de pegamento, no se veía bien, todo mezclado con restos de frutos secos y sangre. Lo metí en una bolsa y salí a tirarlo al contenedor más cercano.

Esa misma tarde comenzó una limpieza a fondo de toda la cocina, por arriba y por abajo, por delante y por detrás, su desinfección, vaciado de armarios y cajones, y tal y cual. Y aún hoy, un mes más tarde de los hechos que relato, Espe sigue cerrando la puerta de la cocina por si hay algún descendiente o compañero rezagado. No obstante, no hemos vuelto a ver restos biológicos -algo muy desagradable- líquidos ni sólidos, ni la nuez que dejó como chivato en la puerta de la madriguera ha sido tocada. 

Una curiosa experiencia. Y seguimos sin saber por dónde entró.