Vivimos en una época que presume de haber alcanzado cotas inéditas de bienestar social, acceso al conocimiento y liberta individual. Sin embargo, paradójicamente, esta misma sociedad parece parece haber caído en una especie de amnesia histórica, donde todo lo anterior se cuestiona, se desprecia o se reduce a estereotipos simplistas.
Es curioso -y preocupante- que el ser humano, en su afán por avanzar, olvide valorar en su justa medida a las generaciones que lo precedieron. Aquellos hombres y mujeres que, con inteligencia, esfuerzo, sacrificio y maestría, construyeron los cimientos sobre los que hoy caminamos. Desde la arquitectura de nuestras instituciones hasta los valores que nos cohesionan como comunidad, todo ha sido fruto de un largo proceso de evolución cultural, técnica y moral.
Y en medio de esta revisión constante del pasado, emerge un fenómeno aún más desconcertante: el intento, por parte de una minoría geográfica pero profundamente influyente, de redefinir la relación entre el ser humano y el mundo animal. Se plantea una ruptura radical con la coherencia que ha guiado esa relación durante milenios, como si la historia del planeta pudiera reescribirse desde un despacho o una red social. Se pretende borrar la complejidad de esa convivencia -hecha de respeto, utilidad, simbolismo y supervivencia- para imponer una visión que, aunque bienintencionada, en algunos casos, corre el riesgo de desnaturalizar al ser humano y su lugar en el ecosistema.
¿Estamos perdiendo el sentido de continuidad? ¿Nos hemos vuelto tan arrogantes como para creer que todo lo anterior fue error y que sólo nosotros poseemos la verdad?
Reivindicar el valor de las generaciones pasadas no es retroceder, es comprender. Es saber que el futuro se construye mejor cuando se conoce y se respeta el camino recorrido. Porque si algo nos ha traído hasta aquí, no ha sido el desprecio por lo anterior, sino la capacidad de aprender de ello.
¿Qué le está pasando a nuestra sociedad? ¿Estamos ante una evolución necesaria o una ruptura imprudente?
¿Debe la ética contemporánea reescribir los vínculos históricos entre el ser humano y el mundo animal?
¿Dónde está el equilibrio entre el progreso y la memoria?
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